El 'otro' de la modernidad los pastores de puna

Etnicidad y mestizaje 2003-2
Manrique, Nelson (1993) "El 'otro' de la modernidad los pastores de puna",
en Pretextos No. 3-4. DESCO, Lima.

Claudia C.

En la discusión sobre modernidad en el Perú tiene un lugar importante la relación Campo—Ciudad, sobretodo al hablar de urbanización. Esta discusión sin embargo esta cargada de prejuicios y estereotipos, que ven lo rural como tradicional y lo urbano como moderno. Así, los campesinos estarían marcados por un estilo de vida sedentario, conservador, y consecuentemente lo urbano representaría la superación de esos límites. En este marco, la migración sería el umbral histórico que abriría el inmenso campo de la libertad.

Manrique confronta las hipótesis de Franco sobre la otra modernidad y las características de transformación que libera la subjetividad del campesino migrante, con un hecho empírico. Para intelectuales como Franco, desde una suerte de reacción antihistórica, de olvido compartido, se propone construir una sociedad moderna, desde una identidad ciudadana común. Manrique va a discutir ello pues para una verdadera ciudadanía se debe partir del respeto a la diferencia.

Propone como ejemplo la estrategia de vida de los productores indígenas de la fibra de alpaca, a través de la formación del circuito de lanas. En 1835 el Perú ingresa al circuito comercial internacional, ya que la revolución industrial inglesa requería de insumos, las lanas, que fueron el principal sector productivo de la economía del sur andino hasta 1960.

Los pastores de puna o alpaqueros son considerados uno de los sectores más tradicionales, debido a su escasa vinculación con el mundo “moderno”, “occidental”. Pero en lo que sigue, Manrique esbozará la relatividad de ello.

Los alpaqueros realizaban largas migraciones para realizar intercambios tradicionales, que se caracterizaban por la magnitud de esas movilizaciones: su larga duración y la amplitud del ámbito territorial. Los alpaqueros intercambiaban no sólo lana, sino también carne; adquirían otros productos, que luego intercambiaban nuevamente, usando el trueque y la medida de la moneda.

Se demuestra que en los alapaqueros el manejo simultáneo de diversas racionalidades económicas: la mercantil y la tradicional, y en donde el dinero tiene apenas una participación formal. Actúa como medida de valor, pero no de medio de cambio, ni de pago. En tanto medida de valor, la función del dinero es establecer las proporciones relativas entre las diversas mercancías.

Para Manrique, la naturaleza de los intercambios tradicionales corresponde a las formas iniciales de mercantilización de la economía. La diferencia entre una forma de intercambio tradicional y la mercantil radica en las relaciones que establecen los productores con sus condiciones materiales de producción: en las relaciones sociales de producción y no en las de intercambio.

Las relaciones tradicionales de intercambio funcionan con un significativo componente extraeconómico, en ellas son fundamentales las relaciones interpersonales: mejor carne para los amigos aunque sea a menos precio. Estos intercambios suelen ser ventajosos en el largo plazo, pues ponen a los participantes al abrigo de las contingencias del mercado.

Las prolongadas migraciones de intercambios suponen una rigurosa coordinación entre el calendario de las actividades pecuarias (de ganado) y los períodos de ausencia del jefe de familia: durante la época de lluvia se realiza la parición y en los meses de seca migran, mientras la mujer y los hijos trabajan en el campo.

Las distancias abarcaban las provincias altas de Cusco y Apurímac hasta los valles del litoral de Arequipa. En estos últimos, los pastores se proveían de aguardiente (que les servía de mercancía) y de higos secos (como parte de su suplemento de azúcar). Pero estos desplazamientos se cancelan debido a dos razones: la mercantilización de la economía regional (el aguardiente arequipeño es reemplazado por uno más barato y el azúcar a los higos); y por la modificación de los cultivos de los valles del litoral. (La demanda por arroz de una creciente población arequipeña, que hace se tecnifique el agro con maquinaria y fertilizantes)

Así, la sustitución del aguardiente y los higos secos por productos extrarregionales, debido a la constitución de un mercado interno de carácter efectivamente nacional, se ha encadenado con el desplazamiento de los cultivos tradicionales del litoral del sur peruano, que anteriormente circulaban en todo el ámbito cubierto por los alpaqueros de las provincias altas de Arequipa.

Tras todo ello se transforma la dieta alimenticia campesina que viene minando los intercambios tradicionales: ahora los niños comen pan. Los mayores lo condenan, pero los jóvenes discuten las ventajes de los intercambios tradicionales.

Epílogo

Los pastores de la puna conocen extensos territorios; planifican sus actividades anuales eficientemente; se manejan racionalmente, seleccionando alternativas, combinando pragmáticamente diversas racionalidades, evaluando factores; y dispuestos a modificar los planes según las circunstancias. Además viven en un medio cambiante, diferente al agro bucólico imaginado por el romanticismo indigenista.

Aunque no todos los campesinos del Perú se han movilizado o se movilizan tanto como los alpaqueros, pero la realidad es más compleja , y reducir la imagen subjetiva de la experiencia de migrar como un fenómeno ajeno a ellos no es correcto. Ni todo lo urbano es de por sí moderno, ni todo lo rural implica tradicionalidad, en tanto resistencia al cambio.

La perspectiva del ensayo de Franco propone una imagen de “otro” simétrico al tipo idealizado del “otro moderno”, pero que es complemento negativo. Pero este retrato no parece ser intencional y más bien se remonta a la conquista.

El colonizado, en su identidad esencial, es el complemento negativo del colonizador. La distancia que media entre uno y otro equivale a lo que a aquel le falta para ser como este último. Ello basado en concepciones teológicas: las ideologías de los conquistados eran la expresión del Maligno.

Para Todorov, el problema central provocado por el descubrimiento de América ha sido la dificultad de relacionarse con – e incluso pensar – en el otro. La posibilidad del reconocimiento del otro reposa, en última instancia, en la capacidad de concebirlo como igual pero diferente.

La subsistencia de las estructuras coloniales es un elemento crucial que ha permitido la persistencia de poder plantearse el problema de la alteridad. Afectan a todos quienes comparten el horizonte mental que ellas trazan.

Pero no se trata de ponerse por encima de ellos, sino de develar y reconocer críticamente las estructuras sociales, políticas y mentales en las que estamos inmersos, como la premisa principal sobre la cual puede empezar a pensarse en un proyecto capaz de superarlas.

Para Manrique el debate de la modernidad no surge orgánicamente del conocimiento del país, viene impuesto desde fuera, como un arquetipo sobre el cual construir nuestra identidad a partir de nuestras carencias: lo que nos falta para “ser modernos”. El autor no rechaza el concepto pero prefiere avanzar en el conocimiento del país. Se trata de reivindicar el derecho a la diferencia, el reconocer la legitimidad de aquellas otras racionalidades diferentes de la nuestra. Reconocer la diferencia en condiciones de igualdad.

El proceso historico peruano

autor: Basadre y Macera



La nación peruana.
JB. Al ser interpelado por la nación peruana, Basadre habla de la existencia del Estado como una fuerza centralizadora que abarca un largo periodo (desde antes de los Incas) y que en ese sentido es un fenómeno más antiguo que el de otros países del mundo. Reconoce además, un fenómeno de “ausencia de integración”, capas distintas desde un punto de vista geográfico, social, cultural, económico; y un dualismo creado en la conquista continua irresuelto.

PM. Hay una nación peruana? Es un abuso del lenguaje?
Hay un proceso de integración en marcha desde hace muchos siglos. Factor principal de esta integración: organizaciones estatales huaris, incas, españoles, criollos republicanos. Hay algunos factores comunes, algunos constantes en todos los diversos grupos étnicos peruanos en sus distintas épocas.

JB. Independientemente de nuestro rol o ubicación geográfica todos reciben el impacto que viene del Estado. El Estado es un fenómeno producido por la historia.

PM. Acción administrativa de Estado también se produce cuando existen varias naciones.

JB. Comunistas ortodoxos pensaban que nacionalidades quechuas y aymaras tenían derecho a decidir sobre su propio destino. A pesar de todo, no hay homogeneidad suficiente entre los grupos étnicos dispares. Así que no hay una conciencia histórica indígena.

PM. Autoidentificación producida en el Perú por oposición a partir de la invasión chilena. El indígena deja de “ser” de Conchucos o de Ayacucho para ser indio del Perú. Esta autodesignación es el resultado de (1) la conciencia adquirida de que a pesar de las diferencias, estas eran menores de las que los separaban del grupo conquistador y (2) los españoles eran incapaces de distinguir los diferentes grupos étnicos considerando que todos formaban una sola colectividad. Paradójicamente, la conquista y la colonización fueron factores de integración de las diversas etnias andinas. La nación india (como la criolla) fue un subproducto del coloniaje. ¿Qué otras experiencias comunes tuvieron criollos, indios, y mestizos que les permitiera reconocerse como colectividad?

JB. La conquista y luego el mestizaje. Luego la sociedad colonial, en la que la Audiencia de Lima estaba dominada por los criollos y no por los españoles peninsulares. La aristocracia criolla (limeña) es desplazada de los puestos claves y adopta una actitud divisionista frente a los españoles peninsulares. Mientras que en lugares como Huánuco, Tacna y Cusco hay tendencias separatistas, grupos conscientes que buscan un cambio en el sistema imperante, que para la aristocracia limeña se reducía a un Reformismo, a cierta autonomía en sus beneficios.

La Revolución de la Independencia. Circunstancias en el Imperio español, imposibilitan una posición conciliadora dentro del espíritu reformista y conducen a la insurrección. Pero, la revolución de la independencia a pesar de que no es del pueblo peruano sino traída por el Ejército que comandó San Martín, a pesar de eso, éste pretende aplicar en el Perú, la formula monárquica de acuerdo con la nobleza limeña. Y surgen rechazos que termina en la abolición de los títulos de nobleza y la adopción de una forma de Gobierno Republicano. Esto sin tomar en cuenta las condiciones sociales y económicas del país, y se habla de que todos los peruanos son iguales ante la ley, creándose así la promesa de la vida peruana. Esta promesa no se cumple.

PM. Entonces tanto el movimiento indígena como el criollo, dos movimientos de liberación nacional coinciden en la previa expulsión de los españoles o sea la ruptura de la dependencia colonial. En la alianza entre criollos reformistas y masa campesina, llegó un momento en el que triunfó la posición reformista, de modo que triunfan los criollos porque son ellos que consiguen romper la dependencia con respecto a España, pero no les interesa destruir las diferencias internas.

JB. Es cierto, la revolución de Pumacahua era hacia Lima y no contra Lima, hay una necesidad de conectarse con los grupos mas avanzados entre los criollos. La revolución terminó siendo una revolución no cumplida.

PM. La revolución terminó siendo una revolución secuestrada. En gran parte algunos de los enemigos de la revolución terminaron en los escalones decisivos del poder, de orden administrativo. La vieja estructura social interna permaneció intacta.

La Colonia y la República. JB. Eso es cierto, la República no mira los problemas sociales, económicos y humanos que existen en el territorio del Perú. Las condiciones de las masas rurales peruanas incluso empeoró respecto a la Colonia, esto desde el momento en que se produce el fenómeno del reclutamiento.

Las disparidades regionales. JB. La enorme concentración de poderes políticos y económicos es la zona central de la costa, se explica por el fenómeno de la explotación del guano. Este enriquece primero a los extranjeros y luego a unos cuantos peruanos intermediarios. Se va formando la plutocracia (que da lugar al civilismo) que aparece representada en el parlamento, quien da leyes que los apoyan.

Los militarismos. Surgen por la duración larga de la guerra, por la actitud nacionalista frente a los colombianos y por el problema con Bolivia que ansía salida al mar por Arica. Asimismo surge por que hay un gran vacío social. La aristocracia peruana no ha dirigido la última etapa de la revolución de la Independencia. En este vacío aparecen los militares vigoriados

Dimensión metropolitana de la globalización

Dimensión metropolitana de la globalización: Lima a fines del siglo XX

The spatial transformation of Metropolitan Lima represents an important case study because of the dramatic changes in places where people work, live, and play and the relationships among them. This case study sketches important elements to be considered in the development of metropolitan regions, which are expanding their international links. This article includes also a conceptual review of metropolitan spaces and networks, as well as an empirical assessment of the reorganization of metropolitan activities and networks in Lima, which have been driven by the ability of local actors to tap international capital and information.—Miriam Chion.


La transformación espacial de Lima Metropolitana representa un estudio de caso de especial importancia debido a los dramáticos cambios habidos en los lugares de trabajo, de vivienda o de entretenimiento, y las relaciones entre ellos. Este estudio esboza elementos importantes a considerar en el desarrollo de otras regiones metropolitanas cuyas conexiones internacionales están en expansión. Este artículo incluye además una revisión teórica sobre espacios y redes urbanas, así como una evaluación empírica de la reorganización de actividades y redes metropolitanas en Lima, las que se han desarrollado en función a la habilidad de actores locales para captar capital e información internacional.
Palabras clave: Perú, Lima, desarrollo metropolitano, desarrollo regional, desarrollo económico, economía internacional.
1. Introducción
El proceso de reestructuración económica global de fines del siglo XX ha incorporado tanto regiones altamente industrializadas como también regiones en condiciones marginales a la economía global, como es el caso de Lima Metropolitana. La atracción de flujos de capital, comercio, e información internacional no sólo ha dependido de políticas centrales macroeconómicas sino también de múltiples actores locales con capacidad de organización e innovación para captar estos flujos y articularlos a nivel local; tal es el caso de la elite ejecutiva que impulsa el desarrollo del nuevo distrito financiero o las empresas informales de confección que expanden exponencialmente el distrito de confecciones. La convergencia de redes globales y locales ha desencadenado la emergencia de nuevos actores económicos, así como cambios en los procesos industriales y en las relaciones entre trabajadores e inversionistas. Estos cambios han contribuido a desdibujar las fronteras entre las economías formal e informal y a incrementar la diversidad social en los espacios de producción y consumo, al mismo tiempo que han acentuado la segregación en las áreas residenciales.
Estos procesos económicos y sociales se traducen en una nueva organización espacial metropolitana. El único centro metropolitano de múltiples actividades que Lima mantuvo por muchas décadas se ha desdoblado en múltiples centros especializados y redes de actividades informacionales, industriales, comerciales y culturales. Estos centros han generado una alta densidad de actividades y flujos de capital e información, creando una nueva jerarquía espacial metropolitana.
Esta investigación se basa en estudios existentes sobre ciudades en el contexto de reestructuración económica global y en el análisis empírico sobre Lima Metropolitana. El propósito principal es indagar sobre las condiciones bajo las cuales las regiones menos industrializadas participan en la economía global, así como los procesos sociales y económicos metropolitanos que establecen nuevas formas de organización espacial.
2. Reflexiones sobre espacios urbanos, redes globales, y redes metropolitanas
La literatura existente sobre ciudades globales constituye un punto de partida para la identificación y definición de redes metropolitanas como elementos importantes en el proceso de transformación espacial en Lima Metropolitana. Esta literatura presenta diferentes puntos de vista sobre el espacio urbano y sobre la incidencia de la expansión de redes globales de producción e información en este espacio urbano, especialmente en la organización de actividades urbanas y el desarrollo de centros metropolitanos.
2. 1. Reconfiguración de ciudades y espacios urbanos
Muchos investigadores urbanos coinciden en que las ciudades han experimentado cambios trascendentales en el contexto de la restructuración económica global. Sin embargo, mientras algunos autores describen estos cambios como parte de un proceso continuo de desarrollo industrial, otros proponen la reconfiguración del espacio urbano dentro de lógicas distintas a la de los procesos anteriores de industrialización. Dentro de los primeros, Hall (1990) argumenta que las funciones de las ciudades globales, definidas como el movimiento e intercambio de bienes y el control del estado nacional, fueron las mismas en los años ‘50 que en los ’90, pero con un peso relativo diferente. De acuerdo a Hall, las ciudades globales están experimentando cinco procesos paralelos. Dos de estos procesos empezaron casi a principios del siglo XX: el desgaste de los gremios tradicionales y la trasformación del sector manufacturero de capital intensivo. Los otros tres procesos más recientes incluyen la contracción del sector de transporte y distribución de bienes a gran escala, el crecimiento de los servicios para los productores o sector de procesamiento de información y un aumento del sector de servicios al consumidor de consumo conspicuo. Desde una perspectiva similar, Sassen (1991 y 1994) propone que las ciudades globales son lugares claves para finanzas y firmas de servicio especializados, sitios de innovación en industrias líderes y mercados para los productos e innovaciones producidas. Las ciudades globales emergen como centros de control y administración en el proceso de expansión territorial de actividades económicas dentro de la economía global.
A diferencia de estos enfoques de ciudades globales, confinados territorialmente y construidas jerárquicamente, Castells (1996) propone un enfoque definido por los flujos de información y redes. El espacio de flujos está, pues, descrito en base a tres niveles. El primer nivel está constituido por circuitos de impulsos electrónicos, procesamiento informático y el transporte de alta velocidad, los cuales forman la base material de la sociedad informacional. El segundo nivel está compuesto por lugares que constituyen los nodos integrados en una red, tales como Londres, Tokio, Nueva York, Zurich, Milán y Hong Kong, cada uno de los cuales desempeña diferentes funciones en la red financiera global. El tercer nivel representa la organización espacial de las elites dominantes que determinan la actual forma de dominación en la sociedad, donde la capacidad de organización de estas elites es paralela a su capacidad para desorganizar el resto de la sociedad.
Massey (1994) también propone una revisión del concepto de espacio, y argumenta que "lo espacial puede ser visto como algo construido a partir de una multiplicidad de relaciones sociales a través de todas las escalas espaciales, desde el alcance global de las finanzas y telecomunicaciones, pasando por la geografía de los tentáculos de poder nacional, hasta las relaciones sociales dentro del pueblo, el asentamiento, el hogar y el lugar de trabajo". Esta autora afirma que los lugares en el contexto global están definidos no sólo por la movilidad de la población, sino también por el poder de la población en relación a los flujos y el movimiento. Algunos grupos sociales inician flujos y movimientos, otros los reciben y otros están restringidos por ellos. Massey propone una definición de ciudades como lugares de encuentro, como "momentos articulados en redes de relaciones sociales" sin restricciones de territorio o tiempo específico.
Estos dos últimos enfoques asumen una perspectiva diferente en la cual las ciudades no son objetos, sino procesos. Estos autores no sólo analizan un nuevo fenómeno, sino también explican la relación entre espacio y tiempo en la configuración de ciudades que participan en el proceso de globalización. No proporcionan una definición explícita de la ciudad global, sino más bien un entendimiento de la nueva lógica espacial y el complejo proceso de desarrollo territorial.
2.2. Configuración de redes en el espacio metropolitano
Sobre la base de estos estudios y las observaciones propias sobre Lima Metropolitana, se puede inferir que la economía global ha establecido un proceso de creciente interdependencia entre ciudades, un proceso que debe ser entendido en el contexto de una red global urbana. La complejidad social del fenómeno de globalización y por consiguiente la complejidad espacial demanda una evaluación de las ciudades más allá del limitado concepto de aglomeraciones territoriales individuales.
Esta investigación propone la emergencia de una estructura de regiones metropolitanas organizada alrededor de redes especializadas en funciones urbanas específicas que conectan los múltiples centros metropolitanos. En esta organización espacial emergente, los lugares no están simplemente definidos por la acumulación de recursos, sino también por los flujos de transacciones financieras y de intercambio de información, así como por la habilidad para atraer una fuerza laboral capacitada y visitantes. Por consiguiente, el análisis del espacio metropolitano deja de tener un foco solamente territorial concentrado en lugares y más bien se concentra en la interacción entre lugares.
Dentro de este contexto, y para el análisis de las recientes transformaciones en Lima Metropolitana, las redes metropolitanas se definen en base a cinco elementos esenciales: (1) flujos de información, capital, y población para la producción de servicios y productos especializados; (2) relaciones de confianza basadas en relaciones personales que facilitan las transacciones en el proceso de toma de decisiones y procesos de producción; (3) intercambio de conocimientos sobre producción y procesos políticos, así como sobre sus actores principales; (4) desarrollo de reglas de participación formales e informales; y (5) apoyo material para el movimiento de capital, información y población, incluyendo sistemas de transportes y telecomunicaciones.
El efecto de estas redes en el espacio metropolitano depende del grado de movilidad de capital, información y población a través de estas redes, y de la capacidad de organización e innovación de los actores locales. El grado de movilidad de capital e información a través de estas redes locales y globales define las posibilidades de expansión económica. A mayor movilidad, mayores son las posibilidades de integración de los procesos de producción y los actores en distintos sectores industriales, barrios y regiones. La habilidad de los actores locales para captar flujos globales y articular éstos a las redes metropolitanas puede incrementar las posibilidades de desarrollo. Sin embargo, altos niveles de movilidad y participación en las redes globales no pueden generar desarrollo, a no ser que los actores locales tengan conocimiento y control sobre la generación y distribución de los flujos de capital e información.
Dentro de la región metropolitana, la conexión a las redes determina la jerarquía de poder de los diferentes actores locales y lugares. Los centros metropolitanos más prominentes tienen el mayor grado de conexión a las redes metropolitanas y globales. Los principales negocios, instituciones y la elite ejecutiva internacional en estos centros metropolitanos no sólo participan de estas redes, sino también tienen control sobre la distribución de capital e información. Un segundo nivel de conexión a las redes incluye centros metropolitanos más pequeños, así como pequeñas empresas y trabajadores temporales. Ellos tienen la posibilidad de integrarse a redes de actividades como receptores de información y recursos, pero no tienen control sobre la distribución de capital e información. Un tercer nivel incluye la gente y los lugares que establecen conexiones muy débiles con estas redes o que no llegan a conectarse, como la fuerza laboral no educada o barrios pobres periféricos, quienes tienen acceso muy limitado a empleo y capital, enfrentan condiciones de vida y trabajo inferiores y tienen oportunidades muy limitadas para participar en el proceso de desarrollo.
3. Crisis y recuperación económica del Perú en los años ‘90
A mediados de los años ‘90, Lima Metropolitana rompió su aislamiento de la economía global y retomó su participación en las redes globales bajo cuatro condiciones específicas: el proceso de estabilización política, la implementación de políticas económicas que favorecían inversiones internacionales, la disponibilidad de capital social y económico y las mejoras en transporte y telecomunicaciones. Estos cambios políticos y económicos tuvieron una incidencia concreta en la reorganización de actividades urbanas y su configuración espacial.
En los años precedentes a 1992, Perú experimentó un período de devastadora crisis económica sumada a los niveles más altos de violencia política en la historia del país. En 1988, las reservas nacionales experimentaron un balance negativo. Entre 1987 y 1992, la producción nacional experimentó una caída del 22%. En 1990, la tasa de inflación anual estuvo por encima del 7.600%. Las condiciones de pobreza se expandieron, alcanzando más de la mitad de la población, y la epidemia del cólera causó miles de muertes en los segmentos más pobres de la población (INEI, 1997a y 1997b; Iguíñiz, 1998; Crabtree & Thomas, 1998). Durante este período, Perú fue además marginado por las grandes instituciones financieras internacionales como consecuencia de la iniciativa del Presidente Alan García de limitar los pagos de la deuda externa para amortiguar el impacto devastador que ésta estaba teniendo en los países latinoamericanos.
Después de 1992, Perú empezó a experimentar un rápido crecimiento económico, así como un crecimiento en comercio internacional e inversiones extranjeras, producto en gran parte de la reducción de los niveles de violencia y la implementación de drásticas políticas macroeconómicas. La producción nacional incrementó en un 43% entre 1992 y 1998, y en 1994 alcanzó el 13%, una de las tasas de crecimiento más altas en muchas décadas, y una de las más altas a nivel mundial. Entre 1990 y 1994, la tasa de inflación anual declinó del 7.600% al 20%. Entre 1990 y 1997, las exportaciones se duplicaron y las importaciones se triplicaron. Para poder participar en los mercados internacionales, el gobierno peruano tuvo que hacer concesiones especiales para proteger a los inversionistas extranjeros y facilitar el comercio internacional. En 1994, el estado de aislamiento había sido superado y las tendencias económicas sugerían que el país se había reincorporado a la economía global. Estos dramáticos índices de crecimiento económico de mediados de los años ‘90 no se tradujeron necesariamente en una mejora en la calidad de vida de las mayorías. Sin embargo, los sectores que se llegaron a embarcar en este proceso de crecimiento económico durante este período no fueron exclusivamente los sectores económicos y poblacionales tradicionales. Nuevos actores, lugares y sectores económicos se embarcaron en este proceso de cambio, aunque sólo algunos de éstos llegaron a iniciar un proceso de desarrollo sostenido.
4. Actividades urbanas y redes en Lima metropolitana
Dentro del contexto nacional, Lima Metropolitana representa gran parte de la población y de la economía de Perú. A fines de los años ‘90, Lima Metropolitana concentraba un tercio de los 23 millones de habitantes en el país, la mitad del producto bruto interno (PBI) y tres cuartos de su infraestructura de telecomunicaciones (INEI, 1997a y 1997b). Este proceso de centralización se agudizó en los últimos 50 años, período en el cual la población de Lima Metropolitana aumentó diez veces, a pesar de su inadecuada ubicación en un desierto árido en la costa central de Perú. La mayoría de este crecimiento urbano ocurrió durante los años ‘60 y ’70, cuando la migración desde otras regiones del país se intensificó.
Por siglos, la organización espacial de Lima Metropolitana estuvo basada en un solo centro, el Centro Histórico, que cumplía funciones múltiples que servían a la mayoría de los barrios. La centralización del país se replicaba dentro de su capital. Situado en el extremo norte del casco urbano original, adyacente al río Rímac, el Centro Histórico ha sido sede principal de las funciones de gobierno. El Centro Histórico articulaba la ciudad a través de una estructura radial metropolitana. Estaba rodeado por dos anillos concéntricos: un anillo interno definido por la antigua área urbana consolidada y un anillo externo definido por los barrios periféricos.
En el extremo oeste de la antigua área consolidada se encuentran el puerto y el aeropuerto internacional, conectados con el Centro Histórico a través del más importante corredor industrial. La zona residencial de clase media y alta tradicional, incluyendo los distritos de Miraflores y San Isidro, está ubicada al extremo suroeste de la antigua área consolidada, y está conectada con el Centro Histórico a través de la autopista principal de la ciudad.
Los barrios periféricos son, principalmente, el resultado del crecimiento urbano de los últimos 30 años, cuando la población de la ciudad aumentó aceleradamente y rebasó la capacidad del área consolidada. Esta expansión urbana, basada predominantemente en toma de tierras y autoconstrucción, fue paralela a la expansión del sector informal que emerge como alternativa de empleo para este gran sector de la población. Después de algunas décadas, muchas de estas barriadas se han convertido en barrios periféricos consolidados, con infraestructura, servicios y negocios adecuados, pero otras permanecen aún en condiciones muy pobres y con infraestructura limitada. Todas las barriadas en conjunto ocupan cerca de un tercio del área metropolitana.
Durante los años ‘70 y ‘80, el Centro Histórico entró en un proceso de deterioro en su configuración física y económica que resultó en el desplazamiento de muchos negocios e instituciones al nuevo y moderno centro metropolitano en Miraflores, y a centros distritales en el resto de la ciudad. Estos centros distritales servían a sus barrios y replicaban hasta cierto punto las funciones múltiples que se realizaban en el Centro Histórico, pero a una escala más pequeña. Seguían la estructura jerárquica social y económica de los barrios de la ciudad: los barrios de altos ingresos desarrollaron centros más grandes con una amplia gama de negocios, servicios e instalaciones urbanas; los barrios de menores ingresos desarrollaron centros más pequeños con menos servicios. Este patrón de organización espacial metropolitana cambia en los años ‘90 como resultado de la reorganización de actividades que se describe a continuación.
4.1. Actividades informacionales
Hoy en día, las actividades informacionales constituyen uno de los componentes más importantes de las economías urbanas y del desarrollo. Estas actividades, principalmente ubicadas dentro del sector terciario o de servicios, concentran las empresas e instituciones que se dedican a la producción o procesamiento de información así como a la toma de decisiones, incluyendo entre otras las empresas financieras, sedes corporativas, servicios profesionales, consultorías y agencias de gobierno.
Durante los años ‘90, la expansión de estas actividades en Lima Metropolitana aparece relacionada al crecimiento económico acelerado conectado a inversiones y comercio internacional, así como a la disponibilidad de una fuerza laboral calificada. Las actividades informacionales establecen la infraestructura institucional y física que permite la participación de empresas e instituciones en el ámbito internacional. La expansión de estas actividades se hace evidente en el crecimiento de la inversión extranjera dentro de ciertos sectores, la expansión de la bolsa de valores de Lima y la expansión y diversificación del comercio internacional.
Entre 1990 y 1997, la inversión extranjera en el Perú se cuadriplicó. Pero un factor aun más importante que el nivel total de crecimiento fue la distribución de estas inversiones por sectores económicos, donde se identifica el mayor crecimiento en los sectores relacionados a las actividades informacionales. El sector financiero creció seis veces y el sector de energía, comunicaciones y transporte más de 500 veces (el crecimiento exponencial de este último se explica en gran parte por la compra de la compañía de teléfonos por empresas españolas, y una acelerada expansión de estos servicios que se mantuvieron reducidos por muchos años).


Entre 1991 y 1997, la Bolsa de Valores de Lima se multiplicó 15 veces, de 470 millones a 7,7 mil millones de dólares aproximadamente. De acuerdo al Fondo Monetario Internacional, entre 1992 y 1998 el comercio internacional creció de 7,7 a 14,3 mil millones de dólares, un crecimiento del 86%. La diversificación del comercio internacional es un factor importante en este período de crecimiento económico. Mientras que en las décadas de los ‘70 y ‘80 el intercambio comercial con los Estados Unidos era mucho mayor que con cualquier otra región en el mundo, este patrón varía en los ’90, cuando el intercambio comercial con países asiáticos y latinoamericanos casi se duplicó a 1,39 y 2,29 mil millones de dólares respectivamente, mientras que con Estados Unidos el crecimiento fue del 30%, a 1,94 mil millones de dólares.
Además de la inversión extranjera y comercio internacional, la expansión de este sector informacional en Lima Metropolitana se hizo posible debido a la disponibilidad de una fuerza laboral calificada. En los años ‘90, la fuerza laboral en Lima Metropolitana era proporcionalmente más extensa y más educada que en décadas anteriores. Entre 1981 y 1993, el número de personas con educación superior técnica o profesional creció de 224.000 a 595.000, y el número de profesionales creció a más del doble, de 162.000 a 335.000 (INEI, 1996).
La expansión de estas actividades informacionales se presenta dentro de nuevas formas de organización institucional y empresarial, donde extensas redes análogas establecen un fluido intercambio de información dentro de una elaborada infraestructura de telecomunicaciones y relaciones de confianza, establecidas a partir de organizaciones profesionales y sociales. Estas redes han facilitado el acceso a capital nacional e internacional a través de nuevos servicios financieros, de bienes raíces y de seguros especializados, así como también a través del uso de nueva tecnología, como cajeros automáticos y transacciones electrónicas. El alcance de estas redes financieras no sólo ha incorporado grandes corporaciones tradicionales, sino también negocios marginales e informales, permitiéndoles acelerar sus transacciones con el uso de estos servicios especializados y nueva tecnología.
Esta expansión y reorganización espacial de actividades informacionales tienen una implicación especial en la configuración espacial de la región metropolitana. Hasta mediados de los años ‘80, estas actividades se localizaban principalmente en el Centro Histórico y en el centro moderno de Miraflores. Durante los ‘90, las actividades informacionales se dividieron en dos grupos principales. Las actividades corporativas, que concentran la toma de decisiones y las conexiones internacionales, se ubicaron en el nuevo Distrito Financiero en San Isidro, mientras que los servicios básicos como servicios financieros al público en general, corretaje de bienes raíces o servicios legales locales crecieron en vecindarios periféricos, y hasta cierto punto han permanecido en el Centro Histórico y Miraflores.
El nuevo Distrito Financiero en San Isidro, hasta hace poco un barrio predominantemente residencial de altos ingresos, se ha desarrollado como un espacio adecuado para la clase ejecutiva local e internacional que opera dentro de una red global de centros urbanos, y que requiere ciertas facilidades urbanas típicas de esta red. Este Distrito Financiero se diferencia del Centro Histórico en su especialización de funciones. Mientras que el Centro Histórico combinaba actividades financieras con una amplia gama de otros negocios, funciones de gobierno y actividades culturales, el nuevo Distrito Financiero se especializa en actividades informacionales.
En 1996, San Isidro tenía la segunda concentración más grande de empleos formales en Lima Metropolitana, con cerca del 9% (140.000 empleos). La concentración más alta estaba en el distrito de El Cercado, donde el Centro Histórico está situado, con cerca del 17% (240.000 empleos). San Isidro tenía la más alta concentración de empleos informacionales, 30% del total en Lima; 12% de instituciones financieras; 25% de corredores y consultores financieros y 36% de compañías de seguros (INEI, 1996).
En los años ‘90, ni el Centro Histórico ni el centro moderno de Miraflores pudieron absorber el crecimiento de los negocios y empleos informacionales. A pesar de la vitalidad económica, servicios internacionales y facilidades disponibles en Miraflores, San Isidro fue considerado como un lugar más atractivo.
A diferencia de aquellos distritos financieros alrededor del mundo que se establecen en áreas con valores de propiedades inmobiliarias muy bajos, la emergencia y consolidación de este Distrito Financiero en San Isidro ha ocurrido en un área residencial de alto status social y económico, desplazando principalmente a una población de altos ingresos. El prestigio social asociado a San Isidro ha proporcionado una configuración urbana atractiva para las crecientes actividades informacionales y para las elites ejecutivas locales e internacionales. San Isidro ofrece condiciones de comodidad, conveniencia y ambiente "seguro", condiciones requeridas por empresarios internacionales en otras ciudades importantes en el mundo. El distrito de San Isidro ofrece también dos niveles de aislamiento del resto de la región metropolitana: un aislamiento de las actividades comerciales, industriales y de entretenimiento, así como un aislamiento social de los sectores de bajos recursos.
La consolidación de este distrito refleja el más directo impacto espacial que Lima Metropolitana haya experimentado a causa de la extensión de redes financieras globales, en un área que constituye el nodo económico más importante de la economía metropolitana y nacional. Las actividades informacionales, entre otras actividades urbanas, constituyen el modelo más claro de concentración espacial de capital y poder de decisión económico, mientras que las redes locales han aumentado la movilidad social y económica de empresas con capacidad de innovación y de la fuerza laboral capacitada.
4.2. Actividades industriales
La reorganización de actividades industriales en el ámbito internacional tiene una referencia específica en el caso de la industria de confecciones en Lima Metropolitana. Los cambios en las condiciones políticas y económicas durante la recesión de finales de los años ‘80 y comienzos de los ‘90, así como el crecimiento económico acelerado de mediados de los ‘90, dieron lugar a la reorganización de actividades industriales en general y de la industria de confecciones en particular.
Durante la crisis de los años ‘80, muchas de las grandes fábricas textiles y de confecciones en Lima Metropolitana enfrentaron grandes dificultades como resultado de una inflación desenfrenada, la contracción de sueldos y salarios, y la inhabilidad de reducir los costos de producción (Tello, 1995). Estas dificultades se incrementaron con los cambios en las políticas industriales nacionales de los ‘90, las que implicaron la desaparición de las políticas y programas de substitución de importaciones implementados originalmente en los años ‘60 y ‘70 en gran parte de América Latina. Las políticas económicas puestas en ejecución en los ‘90 para responder a las demandas de las instituciones financieras internacionales, incluyeron reducciones importantes en aranceles de importación, que dieron lugar a la expansión de importaciones de ropa y equipo de fabricación, principalmente de Corea, China, Japón y otros países asiáticos. Imposibilitadas de competir con estos productos importados, pocas fueron las grandes empresas que pudieron subsistir. Por el contrario, las pequeñas empresas especializadas enfrentaron condiciones más propicias para producir y multiplicarse gracias a la disponibilidad de mano de obra calificada generada por los despidos masivos en los sectores privados y públicos, la importación de maquinaria apropiada a bajo costo y la flexibilidad de estas pequeñas empresas para adaptar sus productos a las modas cambiantes y a precios módicos.
El distrito de confecciones de Gamarra ilustra cómo las pequeñas empresas encontraron formas eficientes de organizarse y espacios apropiados para una producción especializada. El desarrollo de Gamarra es el producto de la habilidad de empresarios y organizaciones locales para establecer reglas informales de cooperación, mantener su identidad cultural y retener el poder local, a pesar de la creciente participación de empresas nacionales e internacionales. Este distrito ha podido disfrutar de los beneficios que las redes institucionales locales fuertes, emergidas del sector informal, generan al intersectarse con una diversidad de redes internacionales descentralizadas. Esta intersección de redes locales e internacionales se ha desarrollado sobre la base de un alto nivel de interacción entre pequeñas y grandes empresas locales, la reinversión hecha por grandes empresas locales y el liderazgo de organizaciones empresariales innovadoras. Esta configuración institucional ha facilitado la convergencia de actividades de manufactura, comercio y servicios, así como de operaciones formales e informales, en un ambiente que fomenta el uso de nueva tecnología e innovaciones en la organización de actividades y define nuevas formas de organización espacial en la región metropolitana.
Las redes locales de producción en este distrito se componen de relaciones entre empresarios, subcontratistas, proveedores y clientes. Las relaciones de confianza y la flexibilidad en las operaciones han sido esenciales en la consolidación de estas redes, las cuales incluyen muchas transacciones informales.
La combinación de actividades de fabricación y actividades comerciales ha permitido una proximidad a los clientes, que a su vez genera un circuito completo de intercambio de información entre productores y consumidores. La estrecha proximidad entre fabricantes, minoristas, y clientes es crucial en la fabricación de ropa, debido a que la industria de confecciones es altamente sensible a los constantes cambios en la moda, involucra una variedad de productos y requiere una amplia gama de insumos. Esta concentración de actividades y redes ha permitido también que pequeñas empresas alcancen economías de escala y que los fabricantes disminuyan sus costos de transporte y de distribución, lo cual permite que ofrezcan productos a bajos precios. Por otro lado, la dispersión de estas redes a nivel metropolitano ha permitido asegurar el suministro oportuno de productos de la calidad especificada por parte de contratistas y proveedores.
A diferencia de los patrones de comercio internacional de las décadas anteriores, que solamente incorporaban grandes instituciones financieras y corporaciones, la expansión reciente de las conexiones internacionales en Lima Metropolitana ha incorporado una amplia gama de negocios, industrias y países. A pesar de su previa condición marginal, los negocios en el Distrito de Confecciones de Gamarra han obviado la elite industrial local y han podido establecer acceso directo a redes internacionales especializadas. Las pequeñas empresas han logrado acceso no sólo a insumos, maquinaria importada e información, sino que también han alcanzado mercados internacionales, especialmente en Sudamérica, Norteamérica y Asia, a través de múltiples canales, incluyendo contrabando, corredores de ropa, consorcios de pequeñas empresas, ferias y mesas redondas. Este distrito también ha atraído a empresarios de negocios coreanos, quienes han abierto pequeñas fábricas y tiendas.
Por muchas décadas, la mayoría de las actividades industriales en Lima Metropolitana se había concentrado en corredores industriales dedicados a la industria pesada y plantas de producción en serie. Mientras el número de negocios y trabajadores en estos corredores industriales permanecía estable o se reducía, muchas actividades industriales se trasladaron a nuevos centros especializados, los cuales definen las nuevas formas de organización espacial que el caso de Gamarra ejemplifica.
Durante los años ‘60, había menos de cien negocios de confecciones que respondían predominantemente a las necesidades de la población de bajos ingresos, que había migrado recientemente a Lima desde ciudades pequeñas y áreas rurales, y que requería de vestimenta a bajo costo. A comienzos de los ‘90 habían cerca de 10.000 pequeñas empresas, y en 1997 llegaban aproximadamente a 15.000. Entre 1993 y 1997, se estima una expansión del volumen total de ventas anuales de US$ 566 millones a US$ 832 millones en el caso más conservador, o a US$ 1.433 millones en el caso más optimista. A fines de los ‘90, Gamarra representaba casi la mitad de todos los negocios textiles y de confecciones en Lima Metropolitana.
A diferencia de los corredores industriales que albergaban todo tipo de industrias, los centros industriales emergentes se han especializado en un tipo de producto y han atraído servicios relacionados. En el caso de Gamarra se da una especialización en función a las prendas de vestir, al tiempo que se combinan las actividades de producción con actividades de venta al por mayor y menor, así como servicios de producción y gestión, todos ellos integrados verticalmente. Otros dos centros industriales importantes que siguieron este modelo son el centro de fabricación de muebles en el parque industrial de Villa El Salvador y el centro de fabricación de calzado en San Juan de Lurigancho, ambos localizados en barrios periféricos en proceso de consolidación.
El Distrito de Confecciones de Gamarra representa un caso particular debido a la dimensión económica de este distrito y al cambio en la configuración espacial y social de este barrio. Gamarra, uno de los barrios más marginales, caracterizado tradicionalmente por condiciones de pobreza y altos niveles de delincuencia, se transformó en un centro metropolitano importante, conectado con negocios y mercados internacionales. Este crecimiento ha dado lugar a importantes inversiones en edificios modernos, algunos de los cuales han alcanzado los valores de propiedad más altos de la región metropolitana, y han atraído a clientes de una amplia gama de sectores sociales. Gamarra también se ha convertido en proveedor de tiendas de ropa especializada de barrios de clase alta, organiza sus propios desfiles de moda y atrae una amplia gama de clientes, tanto de clase media como alta.
4.3. Actividades culturales y de entretenimiento
Así como en las actividades informacionales e industriales, los cambios políticos y económicos de los años ‘80 y ‘90 han condicionado también la reconfiguración espacial de actividades culturales y de entretenimiento. A finales de los ‘80 y comienzos de los ‘90, la contracción de actividades culturales y de entretenimiento no sólo obedecía a la recesión y los limitados recursos económicos de la población, sino también a las restricciones generadas por los problemas de violencia política. Problemas de seguridad física limitaron los espacios de congregación pública y las actividades nocturnas. Calles y plazas en lugares centrales fueron cerradas al tráfico peatonal y vehicular para aumentar los niveles de seguridad y limitar el número de incidentes. Este paisaje urbano cambió drásticamente a mediados de los ‘90, cuando se redujeron los niveles de violencia política y se dio una proliferación de actividades culturales y de entretenimiento. Nuevos teatros, librerías, galerías de arte, museos, centros culturales y clubes de cine se abrieron y expandieron sus audiencias. Estos lugares se han multiplicado y han diversificado sus productos y eventos, que van de lo tradicional a lo moderno, incluyendo elementos de consumo masivo internacional.
Estas actividades culturales y de entretenimiento en los años ‘90 tienen una caracterización social y configuración espacial particular, debido a la tensión entre el consumo masivo internacional y la demanda de una identidad local. La reducción en los aranceles de importación y la expansión de medios de comunicación resultaron en una amplia difusión de productos importados. Programas de televisión, videos, revistas, espectáculos y otros elementos de entretenimiento importados, que eran exclusividad de una elite local, pasaron a ser objetos de consumo de sectores más amplios, incluyendo la población de bajos ingresos. Este fenómeno tuvo el efecto involuntario de disminuir el status social de esos productos y alzar el valor de los productos locales, que ofrecen elementos de la cultura tradicional y refuerzan la definición de una identidad local. Estos patrones culturales y de entretenimiento se dan también en una mezcla de cultura tradicional con elementos modernos, lo cual ha creado una imagen actualizada de modernidad que se considera muy atractiva, generando una nueva identidad basada en tradiciones locales pero percibida en términos de valores contemporáneos y de tendencias internacionales.
Esta expansión de actividades culturales y de entretenimiento se da también, como en el caso de las actividades financieras y de confecciones, dentro de una serie de redes locales e internacionales. Las instituciones más activas en la articulación de estas redes de actividades culturales y de entretenimiento son el gobierno municipal, organizaciones no gubernamentales, asociaciones de artistas, corporaciones financieras y entidades internacionales. El gobierno municipal metropolitano ha jugado un papel central en el desarrollo de las redes que apoyan la promoción de actividades culturales y ha facilitado la participación de patrocinadores del sector privado, así como también de organizaciones internacionales, que promueven la rehabilitación de lugares de importancia histórica. El gobierno municipal metropolitano ha promovido una amplia gama de actividades culturales, incluyendo espectáculos, ferias, desfiles y eventos religiosos en respuesta a las necesidades de una población muy diversa, incluyendo a los inmigrantes de otras regiones del país.
Esta expansión y reorganización de actividades culturales y de entretenimiento ha resultado en la especialización del Centro Histórico en actividades con carácter local, al mismo tiempo que se refuerzan centros de actividades en barrios urbanos consolidados, como Miraflores y Barranco, y se crean nuevos centros en barrios periféricos emergentes, como Villa El Salvador, San Juan de Lurigancho, Vitarte, El Agustino y Comas. Por otro lado, centros de entretenimiento de consumo masivo internacional, que incluyen casinos, salas de juego y moteles, entre otros, se han ubicado en barrios de fácil acceso, como en el caso de la Avenida La Marina o San Borja.
El énfasis en actividades culturales en el rehabilitado Centro Histórico ha redefinido su rol y ha proporcionado un espacio de identidad urbana para la población local. La rehabilitación del Centro Histórico surgió como una reacción a la creciente homogeneización de espacios en Lima Metropolitana, resultado de la adopción indiscriminada de los predominantes patrones internacionales de desarrollo. La construcción de centros comerciales, centros de ventas al por menor y oficinas se ha venido desarrollado según estándares internacionales y sin referencias locales específicas. En contraste, el rehabilitado Centro Histórico ahora ofrece un espacio para uso público que tiene una fuerte conexión con la historia local, crea un sentido de pertenencia para la población local y de referencia local para los visitantes internacionales. La población de clase media y clase alta, que había dejado de frecuentar el deteriorado Centro Histórico por más de dos décadas, ha retornado atraída por los eventos culturales presentados en la nueva configuración rehabilitada del centro. El Centro Histórico ha reestablecido también un uso intensivo de las calles y plazas que está siendo replicado en otros barrios. El centro de Barranco es otro ejemplo similar al del Centro Histórico. Es el caso de un viejo barrio renombrado para su comunidad artística, que logró sobrevivir la ola de modernización que arrasó con otros barrios de la ciudad, y continúa albergando una variedad de acontecimientos culturales. La plaza principal y calles adyacentes despliegan innumerables cafés, restaurantes, peñas, bares, y discotecas que atraen a público de diferentes niveles económicos.
Dentro de un patrón contrastante al de Barranco surgió el área de casinos y moteles en La Avenida La Marina, que conecta los centros metropolitanos principales con el aeropuerto. Esta zona de entretenimiento, denominada Little Las Vegas, atraía en 1997 entre 110.000 a 120.000 personas por día en fines de semana y cerca de 27.000 en días laborables, y además registraba el número más alto de transacciones de cajero automático en todo el país.
4.4. Actividades comerciales
La expansión económica de los años ‘90 tiene un claro reflejo en la proliferación de actividades y establecimientos comerciales, la cual obedece a tres factores principales: el ingreso de productos importados, la promoción de consumo masivo a través de múltiples medios de comunicación y la expansión del consumo a través de tarjetas de crédito. A pesar de que estas actividades se organizan mayormente a través de redes comerciales tradicionales y espacios ya establecidos en décadas previas, la expansión de estas redes en el ámbito internacional, así como la integración de actividades formales e informales, definen nuevos elementos en la organización económica y espacial de estas actividades.
Gran parte de las actividades comerciales de venta al por menor ha permanecido en los centros metropolitanos tradicionales, tales como el Centro Histórico o Miraflores, y ha crecido en los centros de comercio menores en otros barrios de Lima Metropolitana. Pero además de este patrón preestablecido, la creación de nuevos megacentros comerciales y ferias de comercio ambulatorio representan los dos elementos más prominentes del consumo masivo formal internacional y del consumo masivo informal respectivamente. A pesar de la simbología distintiva de estos establecimientos a los dos extremos del espectro de patrones de consumo, la expansión de redes de actividades comerciales ha facilitado la conexión entre ellos. Los megacentros comerciales no sólo incluyen ventas de productos importados, sino también productos locales provenientes del sector informal. Al mismo tiempo, las ferias de comercio ambulatorio no sólo incluyen la venta de productos locales, sino también importados.
Los megacentros comerciales se han construido según estándares internacionales, como grandes complejos que incluyen supermercados, tiendas especializadas, establecimientos de comida al paso, cines de múltiples pantallas y grandes playas de estacionamiento. Estos centros comerciales se han construido como complejos autocontenidos, aislados del entorno urbano existente. Están diseñados para atraer clientes de altos ingresos, pero su ubicación estratégica y edificación prominente atraen a una clientela muy amplia, no necesariamente para consumo sino como un lugar de reunión, entretenimiento o para consumo de comida al paso. Jockey Plaza es uno de los complejos más grandes, inaugurado en 1997. Está ubicado en la intersección de dos vías principales, entre el distrito financiero y la zona de expansión residencial de altos ingresos. LarcoMar es otro de estos complejos recientemente terminados, cuya construcción provocó una controversia mayor, debido a la transformación que causó en el Parque Salazar, uno de los hitos más importantes del distrito de Miraflores. Este complejo es uno de los casos típicos donde los elementos de referencia local no pueden competir frente a la inversión corporativa en elementos de consumo masivo internacional.
En contraste con los megacentros comerciales, las ferias de comercio ambulatorio han surgido como simples estructuras abiertas de bajo costo, en su mayoría organizadas a partir de pequeños quioscos estandarizados e integradas a las calles y tejido urbano, como Polvos Azules, Polvos Rosados y Las Malvinas. Estas se especializan en productos de bajo costo producidos localmente o importados de Asia u otros países latinoamericanos. Muchas de estas ferias han sido construidas con la ayuda de gobiernos municipales, como parte del programa de reubicación de vendedores ambulantes que fue requisito para la rehabilitación del Centro Histórico. Estas ferias son uno de los elementos de transición entre la economía informal y formal. Los pequeños negocios que participan en estas ferias están registrados por los gobiernos locales, pero aún tienen flexibilidad para sus operaciones informales.
5. Patrón espacial emergente en Lima metropolitana
En los años ‘90, el patrón espacial emergente en Lima Metropolitana se caracteriza por el crecimiento de múltiples centros especializados dentro de una estructura cada vez más descentralizada. El Centro Histórico de funciones múltiples se ha desdoblado en múltiples centros metropolitanos especializados en determinadas actividades informacionales, industriales, comerciales o culturales, los cuales se articulan a través de redes de información, de transacciones comerciales o de relaciones sociales.
La habilidad de actores locales para captar flujos de capital e información ha sido uno de los factores esenciales en el desarrollo de estos centros metropolitanos. Esto contrasta con los anteriores patrones de desarrollo, en los cuales las inversiones de grandes capitales, público y privado, eran el factor primario. Los centros metropolitanos emergentes han dependido en gran parte de la fuerza de las organizaciones locales para fomentar la innovación de productos y de procesos económicos, para articular recursos locales e internacionales y para atraer una diversidad de trabajadores, visitantes y clientes. En este contexto, incluso las áreas marginales como Gamarra o Villa El Salvador, han roto barreras económicas y sociales, y han surgido como centros metropolitanos importantes.
Como se describe en la sección anterior, las actividades informacionales principales han gravitado hacia un nuevo Distrito Financiero en San Isidro, que responde a las necesidades de una elite ejecutiva profesional, al mismo tiempo que las actividades informacionales secundarias se han dispersado a partir de este distrito y gracias a la infraestructura de telecomunicaciones. Por otro lado, ciertas actividades industriales han encontrado espacios más propicios para la producción y crecimiento en distritos marginales, como el Distrito de Confecciones de Gamarra, donde un sector informal con capacidad de innovación y organización ha podido conectarse a redes internacionales. Estos distritos proveen mayor flexibilidad para el establecimiento de pequeños negocios y especialización de productos que los tradicionales corredores industriales. Las actividades comerciales han aumentado en los espacios tradicionales pero han creado también nuevos espacios polarizados, los megacentros comerciales de carácter internacional y las ferias de ambulantes de carácter informal local. De igual manera, las actividades culturales y de entretenimiento han gravitado hacia espacios de identidad local, como el Centro Histórico o Barranco, o espacios de carácter genérico, como la Avenida La Marina.
Esta organización de actividades sugiere una jerarquía espacial dentro de la estructura metropolitana emergente, determinada en gran parte por la movilidad de capital, información y población a través de las redes más que por la concentración de capital e infraestructura, que solían ser los factores determinantes. La jerarquía espacial tradicional, con el poder económico concentrado en el principal centro metropolitano y disminuyendo hacia la periferia urbana, ha sido sustituida por una geometría más compleja, en la cual los múltiples centros metropolitanos y sus respectivas redes concentran diferentes grados de poder económico, de acuerdo a la habilidad para movilizar capital, información y población. Cuanto mayor es el flujo de recursos, el alcance internacional y la facilidad de desplazamiento a través de una red, más alta es la posición de esta red en la jerarquía metropolitana. De igual manera, cuanto mayor es la convergencia de flujos en un nodo dado, más alta es la posición de este nodo en una red. En la jerarquía tradicional, el grado de marginalidad estaba determinado por la marginalidad territorial, como en el caso de los barrios periféricos. En la estructura emergente, el grado de marginalidad de un lugar está determinado por la carencia de conexión a las redes metropolitanas, sin importar su localización geográfica.
La organización en base a redes ha permitido una mayor movilidad de recursos. La movilidad de capital, que estaba contenida principalmente dentro del sector corporativo y de ciertas industrias tales como minería y pesca, se ha ampliado a empresas más pequeñas a través de una diversidad de industrias y de sectores formales e informales. Por otro lado, mientras que el acceso a información se mantiene correlacionado a la concentración de recursos y capital, la disponibilidad de nueva tecnología e infraestructura ha contribuido a una mayor difusión de información local e internacional a través de múltiples sectores de la población, distritos y sectores económicos. La movilidad espacial de la población, que era mayormente concéntrica, de lugares residenciales a determinados centros de empleo y de servicios ubicados alrededor del Centro Histórico, se realiza ahora dentro de un patrón multidireccional entre los múltiples centros especializados.
Estos nuevos patrones de jerarquía y movilidad espacial no se traducen necesariamente en una superficie homogénea de espacios equitativos, sino más bien en una organización espacial con diferentes elementos de referencia. La estructura espacial concéntrica, en función al Centro Histórico, se está desvaneciendo, y un eje este-oeste está emergiendo como un nuevo elemento de referencia. Este eje, objeto de importantes inversiones en infraestructura vial, está definido por el aeropuerto internacional en el extremo oeste, la zona suburbana residencial de altos ingresos en el extremo este y el Distrito Financiero en un punto intermedio. Asimismo, una variedad de actividades comerciales y de entretenimiento ha gravitado hacia diferentes segmentos de este eje. Dentro de la zona suburbana, donde predominan áreas residenciales de bajos ingresos con escasos servicios e infraestructura, múltiples barrios han experimentado un proceso de consolidación que incluye el desarrollo de una variedad de negocios y servicios, así como el establecimiento de gobiernos locales. Por otro lado, el nuevo fenómeno suburbano es el desarrollo de áreas residenciales de altos ingresos.


La reorganización espacial de actividades alrededor de redes metropolitanas y nodos ha facilitado la convergencia de una amplia gama de grupos sociales y de actores locales en los centros metropolitanos. Mientras que esta convergencia de grupos sociales no se ha traducido necesariamente en integración social, estos nuevos centros metropolitanos han creado espacios que son compartidos por los diversos grupos sociales, tales como los clientes de altos ingresos que también visitan el centro de confecciones en Gamarra, la clase alta que retorna al Centro Histórico para actividades culturales o la población de escasos recursos que frecuenta los megacentros comerciales, aunque sólo sea para propósitos de entretenimiento. Sin embargo, la segregación social que ha disminuido en estos espacios de consumo se ha agudizado en los espacios residenciales, como es el caso de las áreas residenciales del sector de altos ingresos en las zonas suburbanas, donde el acceso es controlado.
El caso de Lima Metropolitana ilustra cómo la expansión de redes internacionales de capital e información, combinada con la emergencia o fortalecimiento de redes locales especializadas, se traduce en nuevos espacios urbanos que presentan nuevas posibilidades de desarrollo, los cuales podrían ser considerados para el análisis de otras regiones metropolitanas.


Estas posibilidades de desarrollo metropolitano dependerán de la habilidad de los actores locales para potenciar los procesos de integración espacial y minimizar los de fragmentación. Sobre la base del caso de Lima se pueden identificar varios procesos de integración espacial. Uno de los procesos más destacados es la expansión de redes metropolitanas especializadas que pueden incorporar áreas y sectores económicos marginales, como en el caso de las redes informacionales que pueden ser utilizadas para apoyar otras actividades económicas y expandir la capacidad de producción y empleo en los barrios periféricos. La flexibilidad creada entre los sectores formales e informales puede facilitar la incorporación de una fuerza laboral y empresarial marginal dentro de formas institucionales más apropiadas y eficientes para la producción. El desarrollo de centros metropolitanos especializados en zonas urbanas existentes puede facilitar la convergencia de múltiples grupos sociales, así como la densificación de zonas existentes, permitiendo un uso de suelo más eficiente, contrario a la expansión suburbana masiva de décadas anteriores. Por último, la creación de espacios de identidad cultural puede facilitar la integración social de la población metropolitana, y al mismo tiempo, crear espacios atractivos para el visitante internacional.
Paralelamente a estos procesos de integración, el caso de Lima Metropolitana ilustra también procesos de fragmentación espacial de importante consideración. Los sectores de la población marginal, desconectados de las redes metropolitanas, pueden encontrarse en situaciones de extrema marginalidad, con muy limitados recursos y opciones para mejorar sus condiciones de vida. Por otro lado, la segregación de la elite local, dada su movilidad local e internacional y acceso a recursos a través de redes de telecomunicación y servicios especiales de correo, puede crear una unidad independiente del contexto local. Un tercer elemento está constituido por las crecientes discrepancias entre las fronteras territoriales tanto administrativas como políticas y las fronteras de producción que se redefinen constantemente a nivel local y se expanden a nivel internacional.
Estos procesos simultáneos de integración y fragmentación espacial presentan un reto para la definición de herramientas y procesos de planificación urbana, los cuales requieren la incorporación de una dimensión espacial que permita el análisis de la interacción entre lugares y la movilidad de información, capital y población.
6. Referencias bibliográficas
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La etica de la anomia en la Francia del siglo XIX

Curso : Teoría Sociológica 2
Profesor : Rochabrun Guillermo
Material de Lectura : The ethics of anomie in nineteenth-century France
Autor : Orru, Marco
Reiko Okumoto


El autor señala que la anomia adquiere deferentes significados, dependiendo del contexto de la socio-historicidad en donde ocurre. En este texto, el autor compara a Durkheim con Guyau, quien nació en Francia en 1854 y murió a la edad de 33 años, por lo cual no vivió lo suficiente como para recibir un impacto igual de la vida política e intelectual de Francia, dominado por el positivismo metafísico de Comote.

Guyau establece su concepto de la anomia en la tradición inmediata, donde argumenta que los códigos morales que gobiernan el comportamiento humano no son trascendentales.

Durkheim al contrario, dice que los códigos morales restringen las relaciones individuales y son externas a ellas.

Guyau va directamente en ese sentido, pero Durkheim es menos abierto acerca de los antecedentes históricos y las implicancias filosóficas de su teoría ética. El concepto de Guyau debe ser revivido porque tiene un sentido teorético e histórico, alternativo al de Durkheim.

El concepto de anomia para Guyau no es simplemente un pedazo de la sociología vulgar; lejos de eso, es la alternativa necesaria al concepto del Durkheim.

Según Nisbet, ambos crecieron durante un período inestabilidad política en Francia. En 1870, cuando ambos eran jóvenes, fueron testigo de la caída de Segundo Imperio y el lento inicio de la Tercera República.

Durkheim siempre habló de sí mismo como un racionalista, nunca como un positivista.

Guyau quería demostrar su superioridad como un moralista basado en su individualidad. Estableció que una teoría válida de la ética necesitaba considerar lo moral como consistente no solamente de hechos morales como los utilitaristas; sino, más importante, en ideas morales. También critica en igual medida a la ética Kantiana, diciendo que Kant falló en reconocer la base social de la moralidad individual y la de la elección individual. Argumenta que la libertad moral del individuo se deriva del determinismo científico limitante de los actos morales dejando el aspecto de las ideas morales a la especulación metafísica. Demuestra cómo la diferencia entre hechos e ideas morales generan la desaparición histórica de la obligación y la sanción. Eliminó la obligación y sanción de la ética moderna por la contingencia de los actos morales y la cualidad especulativa de las ideas morales. Esto debe ser considerada como la característica de la moralidad del futuro. Usa el concepto de anomia para elaborar una teoría de ética.

Ve la individualización progresiva de la moralidad y de la reglas morales como un resultado necesario de la revolución positivista y de la caída de la religión tradicional en la sociedad moderna. No se le debe considerar como malo o enfermo del tiempo moderno pero es su cualidad distintiva. Define también la anomia como un hecho que distingue una orientación metafísica de una positivista hacia la ética. La metafísica de la ética es hipotética porque se basa en conceptos individuales y no en hechos empíricos. La anomia es la calidad distintiva de su idea de la ética moderna. En el aspecto de la libertad, el buen orden es exactamente la ausencia de un orden preconcebido. La real autonomía debe producir una originalidad individual y no una conformidad general. Enfatiza que una aproximación sociológica ofrece la mejor manera de entender el fenómeno religioso. El ideal moral, que él llama anomia moral es la ausencia de la reglas convincentes, fijas y universal. Creemos que el ideal de cualquier religión debe tender a la anomia religiosa, a la emancipación del individuo cuya libertad de pensamiento es más importante que su propia vida y hacia la eliminación de la fe dogmática bajo cualquier camuflaje.
Consideraba el rápido incremento del conocimiento de los tiempos modernos como el principal elemento reconciliador del individuo con la sociedad. El desarrollo del conocimiento y la ciencia resultaría incrementando los sentimientos sociales morales, producido de manera autónoma por la especulación individual y son la causa de la disolución de las religiones tradicionales, y la especulación metafísica las sobrevivirá. El individuo está en el centro de la historia de los tiempos modernos y es la base primaria del conocimiento de las ideas morales mantenida por las religiones. La nueva moralidad y la religión futura son producidas en una situación de autonomía individual y anomia moral.

Guyau ve a la educación y al conocimiento como productores activo de individualidad religiosa y anomia moral. Para él la moralidad tiene vida propia y no es una mera representación de la solidaridad social.

Durkheim tomó las ideas de Guyau y desarrollo su propio concepto de anomia, base de su propuesta ciencia de la ética. Como las antiguas religiones nos están dejando y el progreso de la ciencia previene que aparezca una nueva, el ideal religioso solo puede consistir una anomia religiosa, que es la emancipación del individuo y la abolición de todas las creencias dogmáticas. Para él, Guyau enfatizó erróneamente el rol de la especulación metafísica y el del individuo dentro de ella. Manifiesta que la obligación y la sanción son una condición básica de la moralidad. Aquí la anomia está caracterizada como la contradicción de toda moralidad. Consideraba a la división del trabajo como un intento de tratar los hechos de la vida moral de acuerdo con el método de la ciencia positiva. Para reconocer el acto moral se debe confiar en su externalidad repleción, las que Durkheim identifica como la obligación o su cumplimiento y la sanción por su violación, por lo que toda regla o conducta cuya transgresión sea sancionada, es una regla moral. Su concepto de la anomia es más un resultado de su filosofía moral que de su empirismo científico. Para él la sociedad es la fuente de la moralidad y el individuo no tiene otra opción que obedecer las reglas de conducta preestablecidas por la sociedad. La moralidad permanece societal externa a los individuos y coercitiva sobre el comportamiento humano, representando la tradición trascendental que considera las relaciones entre hombre y sociedad dadas de ante mano. Luego de establecer su ecuación “moralidad = orden social”, vió que era inevitable que el concepto de anomia debía seguir el mismo camino. La sociedad es la fuente de las reglas morales, anomia es la negación de la sociedad y, por lo tanto, la negación de toda moralidad. El hombre es un ser moral porque vive en sociedad, desde que la moralidad consiste en ser solidario con un grupo.

Para Durkheim la sociabilidad no el conocimiento es la causa determinante de sentimiento religioso. El especifica dos tipos de sentimientos sociales: entre individuos y entre individuos y representaciones de la sociedad como un todo. La ciencia positiva explica el comienzo de las religiones y la separación de individuo y sociedad mejora nuestro entendimiento del fenómeno religioso. Para él los hechos morales son evidentemente sociales e intenta construir una ciencia de ética que confíe solamente en su observación empírica, negando la separación de los hechos morales de su valor. Considera a la educación como un método pasivo de conseguir consenso social. Los tres elementos de la moralidad para él son: espíritu de disciplina, integración a grupos sociales y autonomía o propia determinación. Desde que el entendimiento moral proviene de la ciencia, la ciencia es una fuente de autonomía que no implica libertad moral. A pesar de existir cambios aparentes en la sociedad la externalildad y la represión de los códigos morales permanece sin cambiar. Él crea una brecha entre individuo y sociedad, explicando que el fenómeno social solo puede ser explicado en términos de los sociales.

La anomia puede ser identificada solo como una negación de la moralidad y no como una alternativa a un sistema de moralidad que prevalece, significando que la anomia no tiene identidad autónoma, sino que existe como una falta de status moral. En lo positivo, la moralidad iguala a la solidaridad, la que iguala al bien. En lo negativo, la anomia iguala la carencia de cohesión, la que iguala a mal.

Solidaridad en Durkheim

Alumno: DL
Clase del 2 de Octubre del 2003

Durkheim desarrolla su teoría de la sociedad tratando de explicar lo social por lo social. En particular, esto significa descartar todas las explicaciones sobre la base de la psicología. Según él aparte de las conciencias de cada una de las personas que la conforman, existe una conciencia colectiva, que comprende las creencias y sentimientos comunes de dicha sociedad. En los orígenes, los hombres están en una contacto cercano con la naturaleza y la religión toma un papel fundamental como mediadora de esta relación convirtiendo los lazos sociales en lazos morales y formando lo que Durkheim denomina solidaridad.

¿Cómo se llega a esta solidaridad? Primero estaba la sociedad determinada por lo inmueble, el territorio, el cual inicialmente era considerado como sagrado y constituía de por sí ya un lazo moral, pues las personas se concentraban en razón de este territorio. Cuando el tamaño de la población ( o densidad material ) fue incrementando y las tareas ya no sólo se basaban en el territorio, sino que requerían de los bienes muebles y la propiedad privada, empezaron a dividirse tareas específicas a cada uno de sus miembros: se empieza a dividir el trabajo y las tareas en una sociedad. Las personas se vuelven independientes pero a su vez extremadamente interdependiente por la división del trabajo social. De esta manera se van desarrollando relaciones contractuales por la necesidad de unos de otros, a pesar que no han dejado de existir relaciones pre-contractuales.

Distinguimos por tanto don tipos de solidaridad: la primera es la solidaridad mecánica, que existe entre una comunidad de semejantes y está basada en tradiciones. En segundo lugar tenemos una solidaridad orgánica, que se genera por la diferencia y la interdependencia entre individuos. La solidaridad se convierte en una regla moral de las sociedades, tanto modernas como tradicionales, la cual mantiene la sociedad unida.

Sin embargo, existe, en la solidaridad orgánica, una dualidad en la sociedad respecto a los individuos pues surge un conflicto entre la sujeción a relaciones sociales y la afirmación personal. Esto genera una constante disminución de la moralidad pública; causa de muchas conductas delictivas que tratan de evitar la coacción social ejercida sobre ellos. E este fenómeno Durkheim lo denomina anomia. Por otra parte en la sociedad existen problemas estructurales, como la desigualdad. Un factor central de su incremento es el mecanismo de la herencia, que crea una desigualdad desde el origen, e impide crecientemente la fluidez del mercado. Estos fenómenos provienen de la división social del trabajo; sin embargo esto no quiere decir que ella en sí sea una patología, pues es un hecho social normal. La única manera de evitar sus consecuencias negativas es aboliendo o controlando mecanismos estructurales.

Comparación entre Marx y Durkheim.-

¿Cuáles podrían ser las premisas de Durkheim frente al pensamiento Marxista?

En sus premisas, Marx parte del individuo; es decir que para que pueda haber historia tenemos que partir desde el hecho que los individuos vivos tienen que satisfacer necesidades. Marx habla de una “religión natural” cuando la naturaleza se le presenta al hombre extraña y omnipotente. La conciencia es la que nace al mundo real y devela a la realidad tal y como es.

En cambio para Durkheim lo primero son los individuos en sociedad y a través de ella se relacionan con la naturaleza. Existe un carácter sagrado en este vínculo; vemos una relación significativa con la naturaleza, una prolongación simbólica a partir de los lazos sociales. Es en la naturaleza donde se reconoce un carácter moral de los lazos sociales; es decir, el hombre se desenvuelve en un medio moral.

Para Marx el medio es material y objetivo, tiene como fin satisfacer las necesidades. Y, aunque no se explaya mucho en el tema moral, lo ve desde la condena del trabajador a las relaciones contractuales y mercantiles y las condiciones infrahumanas en las cuales los individuos están obligados a trabajar. En cambio para Durkheim, existen lazos sociales fundamentales que tienen inicialmente un carácter moral, ellos definen un tipo de solidaridad. Todas las relaciones no son simples relaciones contractuales o utilitarias, hay una implicancia moral. La sociedad regula la conducta de los individuos, en especial a través del derecho penal. Es en este donde se regula la conciencia colectiva de una sociedad.

Marx termina viendo las relaciones sociales a través de la economía política. De ahí pues que para él la “división social de trabajo” sea un fenómeno que produce efectos perversos al colocar en primer lugar el carácter utilitario de la acción humana. En cambio para Durkheim la base de las relaciones sociales es moral, y este carácter no se pierde con el desarrollo de la “división del trabajo social”. De todos modos, también para Durkheim la economía es una esfera en la cual la moral tiene un rol muy secundario.

Max Weber y Richard Morse

Alumna: V.A
Noviembre 18 – 20


Siguiendo la discusión de la semana anterior, podemos decir brevemente, a partir de lo que plantea Richard Morse, que en Latinoamérica existe una matriz cultural en donde predomina un pensamiento organicista; es decir, el individuo no tiene un valor central, fundante, sino que está subordinado a instancias colectivas, en muchos casos de carácter corporativo. Desde la conquista el tipo de dominio español que se ejerció mostraba sus orígenes medievales en las jerarquías civiles.

Este dominio estaba imbuido de principios cristianos y operaba dentro de una lógica centralista, pues contaba con leyes, costumbres, decisiones judiciales y administrativas. Todo partía del Estado, hasta la demanda de tierras y la vida económica. En la colonia se constituye un orden corporativo que prescribía relaciones armoniosas entre las corporaciones. El gobierno asumió un carácter patrimonialista, que se apoyaba fuertemente en la Iglesia (a la cual, por otra parte, controlaba). Dicho orden no desaparece con la independencia. Los nuevos elementos liberales propios de la modernidad se incrustan en esta matriz tradicional (conservadora).

Desde un punto de vista formal puede decirse que hoy en día –y en general desde la República- lo político-estatal se desarrolla bajo una legitimidad racional-legal. Por ejemplo las denuncias de abuso de autoridad, o de haber faltado al procedimiento, son de ese carácter. Al mismo tiempo, mucho de las relaciones de poder en la política y en el Estado asumen un carácter patrimonial.


CLASES, FORMAS DE ESTRATIFICACION Y COMUNIDADES POLITICAS

Individuo y Colectividad en Weber

Si partimos del individuo, llegamos en cualquier caso a la existencia de probabilidades, entendidas como instancias de acción y de sentido más o menos racionalizado. En el caso de Weber, a diferencia de Marx y de Durkheim, no llegamos a una idea de “sociedad” como un bloque cerrado que pueda ser conceptualizado como una instancia colectiva.

Hay instancias colectivas que las conocemos a través de comportamientos de incontables individuos que actúan, hacen cosas o dejan de hacerlas. Pero todo esto ocurre a través de redes de acción, de comportamiento, orientado por algún tipo de norma, patrón, marco de referencia, significados, etc.

Dentro de las múltiples clasificaciones que hace Weber, los individuos ingresan en colectividades de manera voluntaria, pero también ingresan por adscripción a otras colectividades de manera compulsiva. Pero aquí “compulsivo” no significa por la fuerza; por ejemplo, en la mayoría de las naciones se dice que el individuo que nace en un territorio nacional es de ese país. Es decir, se le adscribe una nacionalidad por encima de cualesquier voluntad del individuo en cuestión. Eso es una pertenencia compulsiva (obligatoria, automática, involuntaria). Igualmente sucede con la pertenencia a un grupo étnico o adscripciones religiosas. Pero en todos estos casos hay relaciones de autoridad, entendida esta como una dominación legítima o legitimada. Estas relaciones de autoridad que se ejercen en organizaciones voluntarias o compulsivas pueden ser de cualquiera de los principales tipos de dominación que plantea Weber: legal-racional, tradicional o carismático.

Hay sin embargo otras distinciones. Una de las más importantes es la que se da entre relaciones comunitarias y relaciones asociativas. Esta dicotomía se puede relacionar con muchas otras polaridades que fueron desarrolladas por los más diversos autores, tales como: relaciones tradicionales y relaciones modernas (Parsons), o estructuras organizadas mediante el status o mediante relaciones contractuales respectivamente (Sir Henri Maine); solidaridad mecánica y solidaridad orgánica (Durkheim), relaciones “primarias” y “secundarias” (Charles Cooley), etc.

Volviendo a Weber, en el caso de las relaciones comunitarias hay un sentimiento de pertenencia: “una relación social se debe de llamar comunal en la medida en que la orientación de la acción social se base en el sentimiento subjetivo de las partes, es decir, de tipo afectivo-tradicional”. Por otro lado, “una relación social se debe de llamar asociativa en la medida en que la acción social descansa sobre un ajuste racionalmente motivado de intereses o un acuerdo motivado de manera similar racional en razones de convivencia”. (Ver Economía y Sociedad Parte I, Cap. I, apartado 9) Por lo general el tipo asociativo descansa en un acuerdo racional por consentimiento mutuo.

Tanto las relaciones comunitarias como asociativas pueden vincularse a los tipos básicos de acción social. En el primer caso, a una acción social tradicional o afectiva, y en el segundo a una acción social con arreglo a fines o a valores. Por lo general existe una combinación de éstos. Por ejemplo, la afirmación de Durkheim por la que si bien una relación determinada puede empezar en términos contractuales, con el tiempo va teniendo elementos extra contractuales como lealtad, simpatía, antipatía. Es decir, elementos de tipo afectivo, que pueden terminar siendo muy importantes y fundamentales para la fluidez de la misma relación contractual.

Dado el carácter formal de los conceptos de Weber, estos temas pueden ser tratados tanto en un nivel micro social como en un plano macro social. Este último nos lleva a temas como clase social, estamentos, de un lado, y nación y comunidades políticas del otro.

Según Weber no hay un orden permanente, pues estamos envueltos siempre en distintos tipos de ordenamiento que ocurren simultáneamente. Una misma persona está sometida a presiones, tensiones y marcos de orientación de distintos órdenes a la vez. Para Weber existen órdenes diferentes que pueden llegar a entrar (aunque no necesariamente) en contradicciones abiertas. El sociólogo debe analizar los fundamentos de estas distintas instancias colectivas y entender qué relación puede haber entre ellas.


Clases y Estamentos

Weber define la situación de clase como el conjunto de probabilidades típicas de obtener bienes, de ganar una posición determinada y de encontrar satisfacciones subjetivas. Esta probabilidad deriva del control relativo sobre bienes y habilidades y de los usos productivos que se les pueda dar dentro de un determinado orden económico.

Weber distingue tres tipos de clases: propietarias, lucrativas y sociales. Estas clases son definidas estrictamente por motivos económicos. Weber distingue entre clases positiva y negativamente privilegiadas, tanto entre las clases propietarias como entre las clases lucrativas. Las clases propietarias estan definidas por la posibilidad de tener una renta (ej. recibir tributos), las lucrativas estan definidas por la posibilidad de tener una ganancia o un ingreso. En última instancia, clase significa posición en el mercado.

La situación de clase de los individuos es diferente a su status o estamento. Este último se sitúa en el terreno del honor o prestigio. Clase y estamento son campos diferentes con lógicas distintas. Por ejemplo no siempre el tener muchas propiedades lleva a tener honor. En el caso de los estamentos estamos en el reino de lo adscrito. Las relaciones de lo estamental con lo económico pueden ser múltiples pero no unívocas y no podemos reducir el mundo estamental al mundo económico.


Nación y Comunidad Política

La comunidad política está definida por la posibilidad de usar en forma legítima, en última instancia, la fuerza física, pudiendo llegar hasta las últimas consecuencias: el disponer de la vida de sus miembros. La base de la comunidad política es la posibilidad de disponer legítimamente de la vida de sus integrantes. La idea de nación –o Patria- inspira el sentimiento de derivar de ella y pertenecer a ella. Por lo mismo, la patria, como la madre, puede reclamar cualquier sacrificio, pues todo se le debe. Esta relación de fuerza puede ejercerse frente a otras comunidades políticas, o también al interior de una comunidad política, ya sea por delitos penales o traición a la patria.

Una comunidad económica puede existir dentro de una comunidad política, ya que esta última va más allá que la primera, pues los vínculos políticos no tienen los límites de los vínculos económicos. Pero lo que define principalmente a una comunidad política y en general a una nación es la comunidad de destino: los individuos pueden compartir un pasado común, pero no necesariamente sentirán que van a tener un futuro común. En las comunidades políticas se hace énfasis en la seriedad de la muerte que atañe a cada individuo de la comunidad, ya que ésta tiene la posibilidad de disponer de sus vidas. Para Weber, la clase está sobre el plano de la economía, estrictamente referido al mercado. Mientras que la nación o la comunidad política está referida al campo de la política, a la polaridad vida-muerte y a un sentimiento de pertenencia a una instancia política determinada. Si clase-nación lo colocáramos en el esquema marxista de base-superestructura, la clase va a estar en la base y la nación en la superestructura. En la base la clase aparece situada al interior de un conjunto de contradicciones. Por su parte la nación aparece como una categoría ideológica que existe y opera en beneficio de las clases dominantes.

Weber hace un planteamiento evolutivo muy breve de situaciones originarias más o menos supuestas o imaginadas del desarrollo de las comunidades políticas. En algo así como los inicios Weber discierne la existencia de una comunidad propiamente dicha, y al lado de ella una comunidad de guerreros. Esta comunidad de guerreros tiene como función principal el ataque y la defensa frente a otras comunidades, cumpliendo un papel de supervivencia del conjunto. Esto implica que los guerreros sean los que constituyen la categoría de los hombres. Independientemente de su sexo, todo aquel que no es capaz de portar armas es considerado correlativamente como mujer. Los guerreros están en la cúspide de la jerarquía, ejerciendo incluso la violencia sobre los demás.

A partir de aquí hay según Weber un curso evolutivo. En él hay un momento en el cual los guerreros ya no forman comunidades aparte sino son reintegrados a la misma comunidad. Esto ocurriría cuando aparece un desarrollo de la producción y del comercio que hace que la población en su conjunto no se reproduzca a merced del pillaje de pueblos vecinos sino a partir de actividades productivas internas, enlazadas con el comercio u otras actividades. De esta manera la guerra ya no es elemento necesario en la vida de la comunidad, e incluso puede ser inconveniente para ello. En vez de tener relaciones hostiles con los vecinos, se establecen relaciones de reciprocidad y comercio. La comunidad política monopoliza el uso legítimo de la fuerza, y se transforma en un instituto protector de los derechos. Se produce un interés de apoyo en todos los grupos económicamente interesados; junto a ello se produce también un apoyo del poder religioso. Aparece de un lado el Estado y del otro el Derecho. Y el mercado cumple un factor impulsor sobre estos dos. Pero lo económico no elimina lo político.

Según Weber, para poder construir una nación no es suficiente compartir un mismo idioma, una misma cultura o una misma religión. Estos elementos cumplen un rol, pero, para poder construir una nación es fundamental la comunidad de destino. Ella tiene que ver con experiencias históricas que se consideran fundamentales, pero tienen también que definir un futuro. Esta comunidad de destino puede debilitarse o desaparecer, como ejemplo de ello, es el caso de Panamá y Colombia: países que antes pertenecian a una misma nación.

Estado y Religión a inicios de la República

Alumno: Víctor C.

Noviembre 11-13-18
Clase de teoria 2

Expresada en una presencia frecuente en las decisiones propias del Estado, la relación estrecha que ha mantenido la Iglesia Católica con éste puede remontarse significativamente atrás en el tiempo. Frente a la inexistencia de lo que ahora llamaríamos “sociedad civil” como fundamento o base constitutiva de las nuevas republicas surgidas en Latinoamérica, aquellas instituciones como la Iglesia que tuvieron presencia durante la Colonia, simplemente pudieron mantener su rol para el periodo independiente, pudiendo ejercer una participación relacionada al ejercicio del gobierno al detentar el poder en el campo espiritual.

La coexistencia en el Perú colonial de dos mundos paralelos, mediante una delimitación férrea de espacios en función a los orígenes y a lo cultural (republica de indios, republica de españoles), otorgaba un papel muy importante a quienes estuvieran en sus fronteras. Dentro de una delimitación como la citada previamente, aquello que permitió que la sociedad colonial pudiera mantener algún nivel de cohesión fue la participación de instituciones o de figuras representativas con cercanía a ambos mundos que pudieran ejercer cierto nivel de control. Más allá de la presencia de la Iglesia, hay que considerar también el papel que adquieren, por ejemplo, los curacas dentro de la sociedad colonial al mantener un rol administrativo en el mundo tradicional, pero formando parte también de la administración colonial (Neira). La eliminación de estas autoridades, y en general de la nobleza indígena, tras la rebelión de Tupac Amaru, debe haber ocasionado un considerable trastorno en la forma de dominación.

Frente a la delimitación cultural y social que se establece a partir del inicio del periodo colonial , las soluciones administrativas que estuvieron a disposición para organizar esta realidad , se plantearon sobretodo alrededor de la presencia de entes que pudieran unir el “cuerpo social”, llegando a tener preeminencia aquellos de tipo corporativo (Morse). El corporativismo, visión organicista del mundo en que se aprecia la acción colectiva organizada y se desplaza cualquiera de tipo individual, está entre las ideas más significativas de la Colonia. De origen tomista, remite a una distribución del Universo, donde tendría espacio la acción organizada, siendo ésta percibida como de tipo armónico. La débil influencia del pensamiento moderno en sus inicios y las particulares variantes de ésta producidas en el Perú, sólo pueden ser explicadas a partir de la permanencia de este modelo de organización anterior. La modernidad posee en el contexto peruano un carácter selectivo al definir los temas de su interés, excluyendo en menor o mayor medida aquellos que contrasten marcadamente con el organicismo colonial.

Contraponiéndose a lo ilustrado, se superpone en la sociedad una actitud “metabólica”, donde las elites coloniales vinculan la modernización capitalista a aquello que es juzgado como tradicional y que se busca mantener. La modernización peruana del siglo XIX exhibiría el carácter ambiguo de “modernización tradicionalista” (De Trazegnies), donde la preservación de las jerarquías coloniales encuentra un apoyo en el pensamiento moderno a partir de la construcción de una República establecida a partir de un cuerpo de leyes y de instituciones, pero que se cuida de no cuestionar órdenes anteriores. De forma singular en ese sentido, aparecen los debates sostenidos tanto por liberales y conservadores en los primeros años de la República al no existir de forma categórica señales de enfrentamiento evidente de tipo ideológico con respecto a cuestionamientos al sistema político, y sí mas bien por reducidas particularidades como aquellas respecto al sistema electoral y el acceso al voto.

A todo esto, el caso de la Iglesia en el Perú es sintomático, porque se evidencia en él la presencia mediadora que esta institución tiene para intervenir en los vínculos posibles entre la sociedad tradicional y la sociedad más occidentalizada del país. García Jordán, en su obra sobre la Iglesia en el Perú, recalca el hecho de que ésta, siendo consciente de su poder, puede llegar donde el Estado tiene limitaciones mayúsculas. Los rasgos patrimoniales del ejercicio del poder en la Republica, muestran que el Estado no hace más que dejar espacios libres a las iniciativas de entes extraños a ella. En el caso religioso esto se hace más explícito por la capacidad de la Iglesia de cubrir espacios territoriales más grandes

En el siglo XIX, su presencia es sumamente importante en los debates políticos y en particular en decisiones sobre derechos civiles. Si bien pareciera haber una influencia inmediata entre lo estatal y lo religioso, ésta no es del todo simbiótica, habiendo espacio para posibles negociaciones. Es importante recalcar que para cada institución no es el hecho que una este absorbida en la otra, sino que ambas poseen una cuota simultánea de influencia en la sociedad. A modo de ejemplificar esos vínculos se puede revisar las reacciones alrededor del matrimonio civil en el último decenio del XIX. La introducción de este tipo de matrimonio estuvo muy vinculada con la percepción difundida en la época, por la intelectualidad influida por positivismo (Javier Prado), de la necesidad de un mejoramiento racial en el Perú a partir de migraciones europeas, y dentro de éstas sobre todo anglosajonas. La “degeneración indígena”, vista como la incapacidad natural de los pueblos indígenas para evolucionar, fue un estimulo para las soluciones de tipo migratorio, considerándose que de tal forma se podía solucionar “el mal” que aquejaba al Perú; a saber, las insuficiencias biológicas que impedían progresar a la sociedad. El conceder el derecho de casarse por lo civil a inmigrantes, que eran por lo demás no católicos, era visto por el gobierno de la época como una forma de flexibilizar su llegada otorgándoles ventajas de manera que la estadía de éstos recién llegados fuera más duradera. Frente a esto la influencia de la Iglesia Católica pudo ejercer ya sea directamente o partir de grupos parlamentarios cercanos, fue decisiva para controlar cualquier posibilidad de que más allá del grupo de migrantes que se esperaba convocar, se pudiera difundir este novedoso tipo de matrimonio al resto de la población debido a detalles no explícitos de la propia ley que lo autorizaría

Pese a que la introducción de matrimonios civiles para la continuidad de esta migración encuentra fuerte resistencia en los círculos de la Iglesia y en los políticos vinculados a ésta, la decisión final incluye sus concesiones, pero de ninguna forma de tipo incondicional. Tanto Estado como Iglesia encuentran espacio para sus aspiraciones; en la solución encontrada se otorga a los extranjeros el permiso a los matrimonios civiles no católicos, siendo esta fórmula finalmente aceptada.

Difícilmente la secularización en este contexto de coparticipación del poder llega a aparecer abiertamente, dada la inexistencia de algún espacio posible que no sea ocupado por la participación Estado-Iglesia, en el que se manifiesten opiniones criticas o disonantes. Ante eso, la vida política peruana presenta en tiempos tempranos niveles de una intervención muy marcada, llegando incluso en lo parlamentario a que los representantes conservadores muestren preferencias muy próximas a las de la Iglesia. Se manifiesta marcadamente una ligazón entre las ideas de dichos grupos con los intereses de la Iglesia como institución (hay que recordar que distintos sectores dentro del parlamento, como los ultramontanos, defendían resueltamente y sin modificar en modo alguno los pareceres de la Iglesia).

Es en estas prácticas que el patrimonialismo encuentra sustento efectivo para su presencia, no habiendo una distancia entre lo estrictamente político (lo parlamentario) y aquello que se podría entender como eclesiástico, entremezclándose ambos puntos de vista. La poca autonomía que tiene lo político frente a organizaciones constituidas como la Iglesia no haría más que evidenciar el grado de debilidad y dependencia del Estado Republicano en el Perú del siglo XIX, no sólo al momento de establecer políticas públicas, sino también al momento de poder delimitar aspectos de su exclusiva competencia (como los ya mentados derechos civiles).