Cultura, Sociedad e Individuo

Sociología de Anthony Giddens

Los primeros seres vivientes nacieron en lo húmedo,
envueltos en cortezas espinosas como escamas que
al crecer se fueron trasladando a partes más secas y
que cuando se rompió la corteza circundante, vivieron
durante un corto tiempo, una vida distinta.

Anaximandro, 546 a.c.


Cultura, sociedad e individuo

Apenas pudo disponer de un tiempo de ocio para la reflexión, el ser humano se planteó interrogantes e intentó explicar su realidad circundante e inmediata así como su existencia y la naturaleza de la misma. Es en esta última interrogante que se insertan los temas que plantea Giddens. Nos definimos como seres humanos, pero ¿De dónde proviene lo que conforma nuestra humanidad? ¿Cómo hemos llegado a ser humanos? A través de la revisión de las respuestas que autores de diversas disciplinas han dado a estas preguntas, Giddens explica nuestra humanidad como el producto de procesos de distintos niveles que se dan de manera continua.

Para el filosofo milesio, Anaximandro, el hombre había nacido en un principio de criaturas de especie distinta, porque a diferencia de los demás seres vivos que se ganan la vida en seguida por sí mismos, sólo el necesita de una larga crianza. Dedujo así, que de haber tenido su forma originaria no habría subsistido. Cuando Charles Darwin expuso su teoría de la evolución, no era el primero que buscaba una explicación racional a la existencia del hombre, alejándose de las explicaciones mitológicas religiosas, pero si era el primero que ofrecía una teoría comprobable restándole así a la existencia humana, intencionalidad divina. Por consiguiente, somos animales, los últimos de la cadena evolutiva y los mejor adaptados al medio ambiente. Con esto en mente, uno podría deducir que es posible encontrar semejanzas con los animales más cercanos a nosotros en la cadena evolutiva, es decir los simios, e incluso encontrar en ellos explicaciones a algunas de nuestras conductas. Esto hizo la sociobiología cuando buscó paralelos en los conductas de los seres humanos y la de los animales, sin embargo sus ideas terminaron siendo mayormente especulativas pues lo genético no agota la explicación de los comportamientos humanos sino que es necesario considerar factores psicológicos sociales y culturales.

Se hace evidente entonces que somos más que organismos biológicos. Es la cultura lo que nos hace humanos. Estamos insertados en un sistema de interrelaciones que nos vincula (sociedad) y que implica compartir formas de vida (cultura) ya sea a nivel de toda la sociedad o de grupos en sociedades más grandes y complejas. La cultura supone una sociedad y viceversa. Aunque somos animales nos diferenciamos mucho de ellos. Al mismo tiempo, entre nosotros compartimos rasgos de humanidad pero también encontramos fácilmente diferencias.

De este modo, los animales poseen pautas de comportamientos complejas y determinadas genéticamente, es decir, instintos. Nosotros nacemos con una serie de reflejos básicos de alguna utilidad para nuestra supervivencia, actos reflejos. Al igual que ellos, tenemos necesidades biológicas pero cómo satisfacemos o manejamos estas necesidades es lo que nos diferencia de los animales y más importante aún, es lo que va a variar de cultura en cultura. Esta diversidad cultural originalmente dada por la ubicación geográfica, (sólo originalmente porque en la actualidad es posible hallar distintas subculturas compartiendo un área geográfica) no es estática, sino que varía en el tiempo. Las características propias de nuestra cultura van a ser aprendidas, introyectadas en el proceso de socialización en el cual el individuo va a adquirir conciencia de sí. Así lo explican teóricos de distinta formación cómo son Sigmund Freud, G. H. Mead y Jean Piaget. Para Freud, ser un individuo autónomo, autoconsciente, está relacionado con el aprendizaje de la represión de los deseos que provienen del inconsciente. Piaget distingue fases en la aproximación cognitiva del niño al mundo, las que suponen capacidades que aparecen en las distintas etapas de la niñez y que requieren de la satisfactoria conclusión de la anterior, para él estas fases van a ser rasgos universales de universalización. En Mead, la conciencia de sí se adquiere cuando en el juego, el niño adopta el papel del otro e internaliza toda la actividad organizada, es decir los valores y las reglas, adoptando el papel del otro generalizado.

Siendo la cultura lo que nos hace humanos, es lo social lo que nos interrelaciona y nos humaniza con bases que se dan tanto en lo semejante como en lo diferente, y sólo a través del manejo de lo cognitivo y lo emocional, es que desarrollamos la conciencia de nosotros mismos. Este proceso en que uno se vuelve una persona consciente de sí misma es de mayor intensidad en la niñez pero perdura durante todo el ciclo vital.

Tener conciencia de sí, implica tener conciencia del carácter orgánico biológico y de la consecuente construcción social de las etapas (algunas más recientes que otras como es el caso de la niñez) del ciclo vital, diferenciadas por prácticas y costumbres particulares, y asimismo del final de nuestra existencia personal. Como enfrentamos la muerte, es algo que varía de cultura a cultura como también lo va a ser lo referido al sexo y al género.

Género y Sexualidad

En el uso cotidiano del lego giddeano, por sexo se entiende tanto las diferencias biológicas y culturales entre hombres y mujeres como el mismo el acto sexual. Giddens encuentra útil distinguir entre sexo, aludido a las diferencias biológicas y el género, que es mas bien, una construcción cultural. Este, cómo otros aspectos que forman parten de la identidad del individuo, no viene dado sino que proviene del proceso de socialización que se inicia tan pronto nacemos. Las nociones de lo que es normal en lo referente al sexo han recibido en Occidente la influencia de la religión cristiana, sin embargo, tal como demuestran las encuestas realizadas en distintas épocas en Estados Unidos, la existencia de normas no supone un correlato en la práctica real. Como otros aspectos culturales, nuestros comportamientos y actitudes respecto al sexo, han variado en el tiempo como parte de los cambios sociales que se han dado lugar en los últimos años.

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