BERMAN, Marshall. Todo lo sólido se desvanece en el aire

En las cinco partes que abarca el libro, Berman analiza la experiencia de la modernidad, esta “forma de experiencia vital –la experiencia del tiempo y el espacio, de uno mismo y de los demás, de las posibilidades y los peligros de la vida- que comparten hoy los hombres y mujeres de todo el mundo de hoy”. El hecho fundamental de la vida moderna tal como la experimenta Marx (de quien toma la frase del título), es que esta es radicalmente contradictoria en su base: capaz de todo menos de proporcionar estabilidad y solidez. Lo distintivo de las voces de Marx y Nietzsche son sus cambios rápidos y drásticos, su disposición de volverse contra sí mismas, a cuestionar y negar todo lo que se ha dicho, a transformarse en una amplia gama de voces armónicas o disonantes y a estirarse, más allá de sus capacidades. A diferencia de ellos que creían que los individuos modernos tenían la capacidad para comprender su destino, y tras haberlo comprendido luchar contra él; los críticos de la modernidad del siglo XX carecen casi por completo de esa empatía y esa fe en los hombres y mujeres contemporáneos. El hombre moderno como sujeto –como ser vivo capaz de respuesta, juicio y acción en y sobre el mundo- ha desaparecido.

1. El fausto de Goethe: La tragedia del desarrollo

Berman analiza el Fausto de Goethe para dar cuenta de la idea de desarrollo moderno, en donde lo que se busca es un proceso dinámico que incluya todas las formas de la experiencia humana. Una afinidad entre el ideal cultural de autodesarrollo y el movimiento social real hacia el desarrollo económico: el único modo en el que el hombre se transforma es transformando radicalmente la totalidad de su mundo físico, social y moral en que vive. Esto sin embargo, supone el trasfondo correspondiente de la modernización: donde todo lo creado debe ser destruido para construir el camino de otras creaciones. Esta es la dialéctica que el hombre moderno debe asumir para avanzar y vivir; y es la dialéctica que pronto envolverá y moverá a la economía, el Estado y la sociedad modernos como un todo. En la tercera metamorfosis, el desarrollista encuentra el medio para actuar eficazmente contra el mundo feudal y patriarcal: construir un entorno social radicalmente nuevo que vaciará de contenido el viejo mundo antiguo o lo destruirá. La tragedia del desarrollista consiste en que aún cuando transforme un terreno baldío en un pujante espacio físico y social, el baldío se recrea al interior del desarrollista. Otro impulso de la modernización es el deseo de crear un entorno homogéneo, un espacio totalmente modernizado en el que el aspecto y el sentimiento del viejo mundo han desaparecido sin dejar huella. Pero, una vez que el desarrollista ha destruido el mundo premoderno, ha destruido toda su razón de estar en el mundo. El mismo es eliminado del entorno que ha creado y el nuevo mundo ya no siente deseo de acción o logro. Fausto así, es un desafío por imaginar y crear nuevos modos de modernidad en los que el hombre no exista en beneficio del desarrollo, sino el desarrollo en beneficio del hombre.

2. Todo lo sólido se desvanece en el aire: Marx, El modernismo y la modernización

El pensamiento moderno sobre la modernidad está divido en dos compartimentos diferentes: modernización en la economía y la política, y modernismo en el arte, la cultura y la sensibilidad. En medio de este dualismo, Marx está muy presente en la literatura sobre la modernización, pero no en la del modernismo. Para Berman sin embargo, Marx arroja luces en la relación entre la cultura modernista y la economía y la sociedad burguesas –el mundo de la modernización de la que ella emanó. Con vidas controladas por una clase dominante con intereses creados en el cambio, pero también en la crisis y el caos, para las que la estabilidad es sinónimo de muerte. En esta autodestrucción innovadora se ubica el drama del hombre moderno que debe apartar a los económicamente ineficientes y expandirse de manera cada vez más ingeniosa e innovadora conduciendo incluso a que los valores sean convertidos en valores de cambio. Para Berman, Marx sabía que debíamos comenzar donde estábamos: psíquicamente desnudos, despojados de toda aureola religiosa, estética, moral, y de todo velo sentimental, devueltos a nuestra voluntad y energía individual, obligados a explotar a los demás y a nosotros mismos a fin de sobrevivir, y a pesar de todo agrupados por las mismas fuerzas que nos separan.

3. Baudelaire: El modernismo en la calle

Según Baudelaire, “modernidad” es lo efímero, lo contingente, la mitad del arte cuya otra mitad es eterna e inmutable. Esta definición recoge las diferentes visiones de modernidad que la obra de Baudelaire contiene: entre la modernolatría y la desesperación cultural, Baudelaire finalmente llega a moldear una perspectiva más profunda que lucha con sus propias contradicciones. Su poesía, rescatará la nueva fuerza nacida de los bulevares que es el tráfico moderno. El bulevar es un símbolo perfecto de las contradicciones internas del capitalismo: la racionalidad de cada una de las unidades capitalistas individuales conduce a la irracionalidad anárquica del sistema social que reúne todas estas unidades. La vida urbana moderna impone restricciones pero al hacerlo otorga libertades. De este modo, un hombre que sabe moverse por el tráfico puede ir a cualquier parte. Aún así, el desarrollo de la ciudad atacó este caos y el urbanismo moderno se convirtió en sinónimo de un orden mecánico, reductivo y superficial. Para Berman, esto sugiere que el modernismo tiene sus propias contradicciones internas y su dialéctica; y que algunas formas del pensamiento y la visión modernistas se pueden volver dogmáticas y arcaicas, mientras que otras pueden quedar sumergidas por generaciones sin ser reemplazadas.

4. San Peterburgo: El modernismo del subdesarrollo

Mientras tanto en áreas fuera de occidente en donde a pesar de las presiones del mercado mundial no se produjo la modernización, los significados de la modernidad son complejos, y paradójicos. En este escenario, San Petersburgo es la realización más clara del modo ruso de modernización, al mismo tiempo que la “ciudad irreal” arquetípica del mundo moderno. Las tradiciones de esta ciudad son característicamente modernas y nacen de la existencia de la ciudad como símbolo de la modernidad en medio de una sociedad atrasada; pero este espíritu moderno es peculiar en tanto que surge del desequilibrio y la irrealidad del programa mismo de modernización de Pedro I. Así, en respuesta a intentos frustrados desde arriba, San Petersburgo engendrará y nutrirá, experimentos políticos y literarios de modernización desde abajo y terminará siendo una perspectiva abierta hacia la vida moderna.
En la selva de los símbolos: observaciones sobre el modernismo en Nueva York concebida y ejecutada tanto para satisfacer necesidades políticas y económicas inmediatas, como para demostrar al mundo entero lo que pueden construir los hombres modernos y cómo puede ser imaginada y vivida la vida moderna; New York puede ser concebida como una selva de símbolos baudelairiana. Berman analiza el impacto de la obra urbanística de Robert Moses, cuya evolución subraya como en la sociedad de posguerra se da una escisión entre modernismo y modernización, y donde el medio moderno deja de existir como inspiración forzando irónicamente un vuelco al mundo interior. Frente a esto Jane Jacobs será un cambio de orientación en la planificación urbana y comunitaria que abre una nueva perspectiva de las metamorfosis urbanas de las últimas décadas captando las modernizaciones y los modernismos que han hecho de sus habitantes lo que son.

CRITICA


Tal como lo señala el título, el trasfondo del texto lo constituye su exploración de este fluir entre lo sólido y lo evanescente como característica de la modernidad, y que Berman claramente ejemplifica en una destrucción y reconstrucción del medio físico y espiritual del hombre moderno: la relación dialéctica entre modernismo y modernización y las luces que de ella se puede extraer. Pero mucho antes de llegar a esa conclusión, el rasgo más doloroso que el hombre moderno deberá enfrentar es la constante inestabilidad que tal sistema proporciona. En cada señal positiva que aparezca, inevitablemente se develará su contraparte caótica. Si se puede decir que la modernidad une a toda la humanidad, esta unidad es paradójica, es una unidad de la desunidad que nos lleva a la desintegración y la renovación perpetua, de lucha y contradicción, de ambigüedad y angustia.

Las críticas que esta obra despierta están relacionadas con lo que se identifica como un hablar disperso que al encarnar la voz de todos invisibilizaría las desigualdades existentes en estos procesos por él analizados. Junto a esto estaría la crítica a su retrato de la modernidad imprecisamente delimitada en sus tiempos. Así una autora, señalaba que siguiendo a Berman se podía entender que la modernización son los cambios sociales que son constantemente llevados a cabo, que la modernidad es la manera en que estos cambios son inmediatamente vividos o experimentados de manera consciente o no, y que el modernismo es la reflexión posterior y la representación intelectual, artística, literaria, material, política de estos cambios. Sin embargo a mi parecer, más que ubicarse como una serie de acontecimientos escalonados, en realidad la constante -clara en Berman- es que se alimentan entre ellos: el modernismo se alimenta de los cambios de la modernización de manera directa e indirecta, mientras que detrás de la modernización encontramos ideas que fueron nutridas por el modernismo.

No considero que Berman ignore las fallas del etnocentrismo y en consecuencia dudo que intente alzar su voz como representante del modo en que la modernidad puede ser experimentada. Aún así debo señalar que el profundo proceso de identificación que experimenté con este libro me dice que en realidad si puede encontrar un eco en aquellos lugares donde tanto la modernidad como la modernización ocurrió con matices muy distintos a los lugares que les dio origen.

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BOURDIEU, Pierre: Espacio social y génesis de las clases


Pierre Bourdieu

Bourdieu presenta una teoría del espacio social que supone una ruptura con la teoría de mayor influencia en este campo, la teoría marxista. El desarrollo de su elaborada y compleja teoría, en donde el mundo social se entiende como un espacio de relaciones, fuerzas, capitales; lo conduce a encontrar en el campo simbólico, el lugar en donde se llevan a cabo, luchas determinantes de poder. Su teoría, construida en diálogo constante con la teoría de Marx, revela a ésta última, como el principal obstáculo para la formación de una adecuada teoría del mundo social.

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La construcción de la teoría del espacio social de Bourdieu, se da a partir de rupturas con la teoría marxista. Inicialmente distingue tres rupturas importantes: (1) ruptura con el privilegio de las sustancias sobre las relaciones, que lleva a considerar la clase teóricamente construida como una clase real; (2) ruptura con el economicismo, que olvida lo multidimensional del espacio social; y, (3) ruptura con el objetivismo que ignora las luchas simbólicas.

El espacio social
Entendiendo la sociología como una topología social; se puede representar al mundo social en forma de espacio de varias dimensiones, construido sobre la base de principios de diferenciación o distribución, dados por el conjunto de propiedades que actúan en el universo social (p.281). Estas propiedades son capaces de conferir poder a aquellos que las poseen con fuerza, poder. Los agentes se definen por sus posiciones relativas en este espacio y la clase está dada por las posiciones vecinas. Luego, el conjunto de propiedades actuantes, puede ser descrito como un campo de fuerzas, esto es, un conjunto de relaciones de fuerzas objetivas que se imponen a todos los que entran en ese campo y que son irreductibles a las intenciones de los agentes individuales o incluso a sus interacciones directas.

Bourdieu continúa su planteamiento, estableciendo que la sociedad se articula en ámbitos que se entrecruzan. Las propiedades actuantes, retenidas como principios de construcción del espacio social, son las diferentes especies de poder o de capital, vigentes en los diferentes campos. La sociedad es un espacio social y sus campos se organizan en función de los capitales: (1) el capital económico o capital objetivado, (2) el capital cultural o capital incorporado, y, (3) el capital simbólico. El capital, entonces, es el conjunto de habilidades que tienen las personas para conducirse en situaciones determinadas.

La estructura del capital está dada por su volumen y su composición u origen. Asimismo, la posición de un agente en el espacio social, depende de los tipos de capitales dados por su volumen o por su origen. Los sujetos concretos nos movemos en varios campos, visto de modo individual, sin embargo, moverse en las estructuras toma tiempo, los desplazamientos con frecuencia demandan esfuerzo, trabajo y tiempo.

Las clases en el papel
Entonces, los campos se entrecruzan y nuestra posición es la intersección de los campos a los que pertenecemos y del capital que tenemos. El hecho de ocupar similares posiciones sociales hace que se den grupos con similares relación al poder y similares cuotas de capital. En efecto, esto es lo que Bourdieu define como la clase en el papel: “un conjunto de agentes que ocupan posiciones semejantes y que situados en condiciones semejantes y sometidos a condicionamientos semejantes tienen todas las probabilidades de tener disposiciones e intereses semejantes y de producir, por tanto, prácticas y tomas de posición semejantes”.

Al hacer análisis de clase, hay que entender el campo objetivo de acuerdo a las clases sociales. Se debe de partir de las estructuras de relaciones objetivas, dadas por el tipo de capital que hay en un campo social.

En el espacio social, se habla de campos de fuerza porque los sujetos aceptan las reglas del juego de ese campo y porque, en ese campo, hay posiciones con distinto poder, que siempre están en pugna. Son campos de fuerza, porque existe una competencia por quién ocupa las mejores posiciones, por quién tiene derecho a nominar en ese campo. El mundo social que se puede decir y construir de distintas maneras, supone un espacio de nominación que comprende la posibilidad de; definir las cosas y los valores de las cosas o quienes tienen derecho a la distribución de las cosas. Es la pugna dada en un espacio de lucha por nominar lo legítimo, lo correcto o lo incorrecto. A partir de aquí se puede hablar de categorías de personas, que más expresan la manera de nominar o denominar las cosas.

La percepción del mundo social y la lucha política
La percepción del mundo social, es el producto de una doble estructuración social: por la parte objetiva, esta percepción está socialmente estructurada en combinaciones de desigual probabilidad; por la parte subjetiva, está estructurada porque los esquemas de percepción y de apreciación, son el producto de luchas simbólicas anteriores y expresan el estado de las relaciones de fuerzas simbólicas. La pluralidad de visiones del mundo se fundamenta en las combinaciones de propiedades, sometidas a variaciones de orden temporal, cuya significación, suspendida en el futuro, es indeterminada.

El sentido de la posición, ocupada en el espacio social, es el dominio práctico de la estructura social en su conjunto. Al incorporarse las estructuras objetivas del espacio social, en las categorías de percepción del mundo social, este último se naturaliza y los agentes se ven inclinados a tomarlo “tal cual es”. Este grado de naturalización y de aceptación, aumenta en la medida que las condiciones de existencia sean más rigurosas.

Es altamente significativo, que el conocimiento del mundo social y de las categorías que lo posibilitan es lo que está verdaderamente en juego en la lucha política, una lucha teórica y práctica por el poder de conservar o transformar el mundo social, conservando o transformando las categorías de percepción de ese mundo. Es comprensible entonces, que una de las formas elementales del poder político, haya sido en muchas sociedades el poder de nominar y de hacer existir gracias a la nominación.

El espacio social y las diferencias que en él se trazan, tienden a funcionar simbólicamente como un espacio de estilos de vida. Aquí la distinción, es la diferencia inscrita en la propia estructura del espacio social, cuando se le percibe conforme a categorías acordadas a esta estructura. La distinción, o capital simbólico, es el capital de cualquier especie, percibido por un agente dotado de categorías de percepción que provienen de la incorporación de la estructura en su distribución, es decir, cuando es percibido como natural.

El orden simbólico y el poder de nominación
En la lucha por el monopolio de la nominación legítima, los agentes comprometen su capital simbólico y su poder sobre las taxonomías instituidas. Las estrategias que utilicen pueden situarse entre dos extremos: el insulto, un simple particular trata de imponer su punto de vista asumiendo el riesgo de la reciprocidad; y la nominación oficial, acto de imposición simbólica que cuenta con la fuerza de lo colectivo, porque es operada por un mandatario del Estado –detentador del monopolio de la violencia simbólica legítima. La cuestión de la legitimidad, surge de la propia posibilidad de este cuestionamiento, de esta ruptura con la opinión propia, que acepta como una evidencia el orden habitual.

La delimitación objetiva de clases construidas, permite comprender el principio y la eficacia de las estrategias clasificatorias con las que los agentes aspiran a conservar o a modificar en ese espacio, y los puntos de vista sobre ese espacio mismo, la constitución de grupos organizados, para la defensa de los intereses de sus miembros.

Habiendo deducido que hacer ciencia social, puede realizarse de modo que sea una forma de proseguir la política con otros medios, Bourdieu describe el rol que debe ejercer el científico social. Este, debe objetivar incluso la objetivación, es decir, objetivar el campo de producción de las representaciones objetivadas del mundo social y, en particular de las taxonomías legislativas –en una palabra, el campo de la producción cultural o ideológica.

El campo político y el efecto de las homologías
Dado que, los intereses directamente comprometidos en la lucha por el monopolio de la expresión legítima de la verdad del mundo social, tienden a ser el equivalente específico de los intereses de los ocupantes de las posiciones homólogas en el campo social, los discursos políticos se ven afectados por una suerte de duplicidad estructural. Parecen directamente destinados a los mandantes, pero en realidad se dirige a los competidores en el campo. Aquí, la historia del campo social, está presente tanto de forma materializada, como en forma incorporada. Tanto el status como el habitus son productos de la historia, susceptibles de ser transformados, con mayor o menor dificultad por la historia.


La clase como representación y como voluntad
El misterio del proceso de transubstanciación que hace que el portavoz autorizado, se convierta en el grupo que él expresa, sólo puede ser penetrado a partir de un análisis histórico de la génesis y del funcionamiento de la representación, por el cual el representante hace al grupo que lo hace. El portavoz, que sustituye al grupo, hablando y actuando en nombre de él; recibe el derecho de tomarse por el grupo, de hablar y actuar, como si fuera el grupo hecho hombre.

Ahora bien, la política es el lugar por excelencia de la eficacia simbólica, acción que se ejerce por signos capaces de producir cosas sociales, y en particular grupos. Por este motivo se debe proceder a una crítica de la razón política; la que está intrínsecamente inclinada, a abusos de lenguaje, que son abusos de poder. Esto, es necesario si se quiere plantear el problema por el que debiera comenzar toda sociología: el de la existencia y el del modo de existencia de los colectivos.

La clase existe en la medida en que los mandatarios dotados de poder puedan estar y sentirse autorizados a hablar en su nombre. En la medida en que pueden hacerla existir y exhibirla simbólicamente por medio de la manifestación, esto les permite a los representantes ofrecer la representación de su representatividad. Esta clase como “voluntad y representación” no tiene nada de la clase en acto, pero no por eso es menos real.

Creada con un inmenso trabajo histórico de invención teórica y práctica, la clase, es recreada sobre la base de la producción y reproducción de la creencia y a la institución encargada de asegurar la reproducción de la creencia. Asimismo, existe en y a través del cuerpo de los mandatarios, que le dan un habla y una presencia visible; y que consiguen imponer la creencia en su existencia a través de sus representaciones, sobre la base de “las afinidades que unen objetivamente a los miembros de la misma clase en el papel, como grupo probable” (p.309). El mayor obstáculo para el proceso de una teoría adecuada del mundo social, lo constituye, entonces, la incapacidad de la teoría social de integrar el efecto de teoría, ocasionada en gran parte por el éxito histórico de la teoría marxista.

Sociología de Anthony Giddens

Organizaciones

Giddens presenta algunos aportes y teorías que han impactado el estudio sociológico de las organizaciones, sobre todo de las organizaciones formales. Revisa asimismo, cómo la sociología ha buscado comprender y estudiar su aparición, desarrollo, funcionamiento, así como los cambios de las organizaciones en el mundo actual.

Inicialmente, presenta una definición sencilla de lo que es más bien una formación compleja en muchos casos. “Una organización es un grupo grande de personas, estructurado de forma impersonal con el fin de alcanzar determinados objetivos”. Estas organizaciones forman el mundo de la vida y nos permiten dar por hecho ciertas cosas. Son las que administran los modos en que satisfacemos nuestras necesidades, lo que a su vez nos hace dependientes de ellas –y viceversa. Esta dependencia también se da entre ellas y es una característica suya junto a su carácter colectivo que le requiere funcionar para muchas personas simultáneamente. Como fuentes de poder, ejercen coerción sancionando a quienes no cumplen con sus normas.

Max Weber y su estudio de las organizaciones

El primero que desarrolló una interpretación sistemática sobre la aparición de las organizaciones modernas fue Max Weber. En su teoría sobre la organización, definió las organizaciones como una forma de coordinar las actividades de los grupos humanos o la gestión de los bienes que producen, de una forma regular a través del tiempo y el espacio. Weber le dio importancia al control de la información para su desarrollo.

Acorde a su método examinó las organizaciones mediante la elaboración de un tipo ideal. En este, Weber subraya: (1) El carácter burocrático de las organizaciones modernas con la existencia de una clara jerarquía de autoridad. (2) Reglas escritas que gobiernan las conductas. (3) Funcionarios asalariados a tiempo completo. (4) Separación entre las tareas del funcionario del interior y del exterior. (5) Ningún miembro de la organización posee los recursos con los que opera. Una organización será más eficiente en la consecución de sus objetivos mientras más se aproxime a esta estilización. Aunque Weber estudia primordialmente las relaciones formales, las redes informales también han sido parte de su objeto de estudio sociológico.

Peter Blau

Peter Blau encontró que las relaciones formales al ayudar a reducir la ansiedad en el manejo de los problemas, contribuían a que estos fueran “tratados con mucha mas eficacia” . Igualmente contribuían a crear cohesión en los grupos sociales, por las lealtades que se formaban en un nivel primario. Al poder desarrollarse en procedimientos informales, se daba mayor margen para la iniciativa y la responsabilidad.

El espacio físico de las organizaciones

Ahora bien, un aspecto que debe tomarse en cuenta es el espacio físico en el cual funcionan las organizaciones. “Los edificios que albergan las organizaciones tienen características específica pertinentes a sus actividades” observa Giddens. Eso nos permite en cierta medida distinguir un hospital de una prisión. No obstante, en ocasiones las diferencias no son tan grandes, más aún considerando que ha habido cambios en la forma en que se construyen las organizaciones, en los que han intervenido nuevos criterios estéticos, simbólicos, económicos, etc.

Michel Foucault
Quien toma en consideración el entorno físico al analizar las organizaciones es Michel Foucault. Su teoría sobre el funcionamiento de las organizaciones, hace énfasis en cómo “la arquitectura de una organización está relacionada directamente con su estructura social y sistema de autoridad” . Así, en la construcción del espacio físico intervienen consideraciones que van a plasmar la jerarquía de autoridad, o la necesidad de vigilancia regular –la que se incrementa a medida que desciende la autoridad de la posición.

La vigilancia en sí, puede darse de dos formas. La primera es la supervisión directa de los subordinados por parte de los superiores, como es el caso de la alineación de los pupitres en la escuela. El segundo tipo de vigilancia, más sutil, consiste en mantener una memoria de los datos de la vida de una persona. Weber ya había señalado la importancia de los registros escritos para las instituciones y sin embargo, no analizó todo el potencial de uso para reglamentar las conductas de las personas.

Otro aspecto que Foucault privilegia es la coordinación de las actividades en torno al tiempo y al espacio. La programación de horarios y el control de su cumplimiento posibilita la distribución efectiva de los cuerpos y con esto la utilización intensiva del tiempo y del espacio en la organización. Todas las características que el filósofo analiza se encuentran en las prisiones (casi a modo de tipo ideal), en las que el control y la vigilancia de dan de manera explícita.

Crítica de Giddens

Aunque las teorías de Weber y Foucault, brindan aportes complementarios en el estudio de la organizaciones, Giddens crítica el énfasis que ambos autores hacen en lo imperativo de la vigilancia y la división clara de la autoridad. Sus teorías que se centran en organizaciones más tradicionales, no son aplicables a organizaciones como las empresas que no ejercen un control total sobre las personas. En una empresa, el modo en que se da la vigilancia y el control está limitado por sus efectos negativos en el desempeño de los trabajadores y en consecuencia en los objetivos que se persiguen.

La perspectiva sobre el tema no es sólo expositiva. Giddens los compara y los critica oponiéndolos a autores más recientes y a modelos de organización que escapan a los análisis
tempranos. Aquí se encuentra el modelo japonés con corporaciones que se diferencian por sus características organizativas

El modelo de burocracia que Weber describió como uno de los rasgos característicos necesarios para la eficacia de una organización, es revisada al resultar ineficiente en comparación a los resultados que obtiene el modelo oriental. Este último exhibe como características: (1) menos especialización, (2) una toma de decisiones de abajo hacia arriba, (3) seguridad en el trabajo, (4) producción en grupo y (5) fusión de la vida laboral y la privada. En efecto, frente a la eficacia que logra este modelo, la falla de la burocracia reside entonces en que “no permite a los empleados de los niveles inferiores desarrollar un sentido de autonomía sobre sus tareas laborales ni tampoco de participación en ellas”.

Giddens revisa luego en un contexto global, los cambios y procesos por los que han pasado estas organizaciones que incluso han generado nuevas formas de designarlos y diferenciarlos. En las nuevas formas de organizaciones se ubican las corporaciones globales llamadas también transnacionales o multinacionales. A este rango pertenecen el monopolio y el oligopolio.

Organizaciones Contemporáneas

Entonces, constituidas cada vez menos como burocracias y cada vez más como redes flexibles de grupos, estas coexisten con otros modelos anteriores. Aquí, la reducción del tiempo es clave en la reorganización de las actividades en el espacio. Por otro lado, es significativo que en la actualidad, la mayoría de las organizaciones obedecen a una lógica comercial en donde los gobiernos parecen desbordados por las mutaciones en marcha.

Los cambios que han afectado a las organizaciones han incidido en un necesario cambio en el análisis de las mismas. Así, lo examinado va a converger en conclusiones que llevan implícito un nuevo conocimiento. La característica fundamental de las organizaciones modernas con su dependencia de la especialización del conocimiento y de la transmisión de información es que “se basan en la remodelación del espacio y del tiempo”. Estos cambios que incluyen la profesionalización junto con el empleo creciente de la tecnologías de la información, puede conllevar a una mayor flexibilidad en las organizaciones.

Sin duda, Giddens –que no tiene por objetivo hacer una sociología organizacional– logra brindar una presentación articulada de un tema que comporta varios aspectos. Ya sea que los omita o no los trate en profundidad (ambas decisiones necesarias en un texto de esta naturaleza), el tratamiento del tema se ve compensado con una crítica enriquecedora, la que a su vez, abre un espacio para la evaluación y reflexión propia del tema.

Economía y Sociedad

de Max Weber


Conceptos sociológicos fundamentales

La utilidad de un cuerpo metodológico que permita comprender y explicar la acción social, lleva a Weber a elaborar un sistema uniforme de conceptos, que lo que busca es la 'máxima precisión conceptual' y en donde la formalización del lenguaje permite que "toda sociología empírica entienda de hecho cuando se habla de las mismas cosas". Con este fin, en la primera parte correspondiente a los fundamentos metodológicos, define la sociología como ciencia, revisa su objeto de estudio y su método de aproximación a la realidad, e incluso el carácter del conocimiento sociológico. Posteriormente, revisa el concepto de acción social, las clases de acción que se pueden reconocer, sus regularidades y órdenes, así como las consecuencias para sus sujetos.

Concepto de sociología y el 'significado' de acción social

La sociología es una ciencia que pretende el entendimiento interpretativo de la acción social, para así poder explicarla causalmente en su desarrollo y efectos. Habiendo definido el objeto de estudio de la sociología, es decir la acción social, procede a explicarla diferenciándola de la simple acción. Esta última, es una conducta humana expresada en un hacer (que puede ser también un no hacer) interno o externo, en la que el sujeto o sujetos de la acción le enlazan un sentido subjetivo. En la acción social en cambio, el sentido enlazado o mentado por sus sujetos, está referido a la conducta de otros, que pueden ser gente concreta o pluralidades indefinidas, orientándose por ésta en su desarrollo.

En lo que respeta al sentido subjetivo mentado, diferencia entre un sentido de tipo ideal, que le incumbe a las ciencias dogmáticas que investigan en sus objetos el sentido justo y válido, y otro existente de hecho, que es el sentido que se investiga en las ciencias empíricas de la acción. Este tipo de ideal debe ser entendido como la estilización de ciertos rasgos de un tipo de evento o de conducta y la existencia de hecho se debe entender en relación a los elementos eclécticos construidos como promedios. A pesar de que las definiciones que realiza son bastante precisas, constantemente advierte sobre los límites elásticos de la relaciones que expone y el carácter no excluyente de muchas clasificaciones que presenta.

Ahora bien, decíamos que se trata de interpretar. Esto hace necesaria la evidencia, -porque es claro que esta interpretación no se agota en uno mismo- la que puede ser racional, cuando se da una evidencia de conexión de sentido aprendido racionalmente o endopática, cuando la conexión de sentimientos se da en el revivir lo que el otro siente. El grado máximo de evidencia se da cuando la conexión de sentido se da en una acción con arreglo a fines orientada racionalmente, es decir, cuando un sujeto basándose en datos ofrecidos por la experiencia y en fines dados deduce para su acción las consecuencias claramente inferibles acerca de la clase de medios a emplear.

Por este motivo concluye que la acción con arreglo a fines orientada racionalmente debe ser el tipo de ideal, el recurso metódico mediante el cual comprender la acción real. Esta ayudará a fijar primero como se desarrollaría la acción fuera de todo influjo de afectos irracionales, para luego introducir estos componentes como perturbaciones. Para Weber, la elección de esta acción de carácter racional unívoco e inteligible, como la herramienta desde la cual estudiar y comprender las demás acciones, no se da por un prejuicio racionalista de la sociología sino sólo por su conveniencia metodológica.

Pero la comprensión misma de otras acciones puede ser entendida de dos modos. El modo actual, que es el sentido mentado en una acción, ya sea de acciones o pensamientos y el modo explicativo, que es el sentido mentado entendido a través de los motivos. Cuando estas conexiones de sentido son comprensibles es porque se ha dado una explicación del desarrollo real de la acción, en donde explicar equivale a la captación de la conexión de sentido en que se incluye una acción, ya comprendida de modo actual a tenor de su sentido subjetivamente subjetivado.

Toda interpretación de sentido persigue la evidencia pero ninguna puede pretender ser la interpretación causal válida. Ya que por más evidente que sea, en sí, no es otra cosa que una hipótesis causal particularmente evidente, puesto que debe tener otro tipo de consideraciones como por ejemplo, los motivos, que aquí son descritos como la conexión de sentido que para el actor o el observador aparece como fundamento con sentido de una conducta.

La acción como orientación significativamente comprensible de la propia conducta sólo existe para nosotros como conducta de una o varias personas individuales. Determinadas formaciones sociales (estado, compañía, fundación) no son otra cosa que el desarrollo o los entrelazamientos de acciones especificas de personas individuales, ya que tan solo estas, pueden ser sujetos de una acción orientada por su sentido. Sin embargo, nos dice Weber, la sociología no puede ignorarlos porque van a ser otra manera de enfrentarse a la realidad es decir, otro marco de entrada; el de las instituciones. Frente a estos conceptos colectivos la sociología va a emplear la misma terminología con fines de inteligibilidad, pero reformulándolos en sus definiciones. Estos conceptos son representaciones de algo que en parte existen y en parte son un deber ser en la mente de los individuos concretos.

Esta teoría lleva implícito un conocimiento sobre la sociología como disciplina: el carácter de los resultados alcanzados por la interpretación es en mayor medida hipotético y fragmentario, siendo esto lo especifico del conocimiento sociológico. Esto sin duda, no imposibilita que la sociología construya determinados conceptos-tipo que buscan aprehender mediante conceptos y reglas racionales los fenómenos irracionales. Así debe buscar formar tipos puros con carácter unívoco, aunque en ocasiones solo pueda construir tipos promedio cuando se trate de acciones cualitativamente semejantes. Entonces, aunque en la realidad no se presenten de modo claro y distinto, la sociología construye sus conceptos mediante una clasificación de los posibles sentidos mentados, como si la acción real transcurriera orientada conscientemente según sentido.

EL CONCEPTO DE ACCIÓN SOCIAL

Weber define acción social al tiempo que construye una elaborada clasificación de los aspectos que comporta. Empieza esta tarea aclarando que sólo se puede hablar de acción en tanto ésta esté orientada por las acciones de los otros (ya sea pasadas, presentes o futuras) entendiéndose por otros a los agentes individualizados y conocidos o a una pluralidad de individuos indeterminados. En ese mismo sentido afirma que no toda clase de contacto entre los hombres es social (como es por ejemplo el caso de los accidentes de tránsito) sino sólo una acción con sentido propio dirigida a la acción de otros. No se puede pensar la acción social como idéntica a una acción homogénea de muchos o como la acción de alguien influido por la conducta de otros. Es necesario que exista una relación significativa entre la conducta del individuo y el hecho de su participación en una situación de masa. No será la acción determinada causalmente por otros, sino la acción determinada por el sentido en ella contenido (como es en el caso de la moda y la tradición), la que pueda ser considerada como social. En este punto aclara que la sociología no tiene que ver solamente con la acción social, pero no obstante, esta es constitutiva del tipo de sociología que aquí desarrolla.

TIPOS DE ACCION SOCIAL

—Acción racional con arreglo a fines, determinada por expectativas que son usadas como medios para el logro de fines racionales.
—Acción racional con arreglo a valores, determinada por la creencia consciente en el valor, el resultado no importa, sino el merito del valor de la acción en sí. Se considera el valor propio del acto en su carácter absoluto.
—Acción afectiva, determinada por afectos y estados emotivos.
—Acción tradicional, determinada por una costumbre arraigada.

En la realidad estas acciones se encuentras mezcladas o más precisamente son rara vez excluyentes entre sí, y que deben ser entendidos como tipos conceptuales construidos para fines de la investigación sociológica..

£ Relación social
Consiste sola y exclusivamente en que la probabilidad de que una forma determinada de conducta social de carácter reciproco, por su sentido, haya existido, exista o pueda existir. El sentido que le ponen los partícipes en la acción mutuamente referida, no es el mismo necesariamente puesto que puede ser por ambos lados objetivamente unilateral u objetivamente bilateral cuando el sentido de la acción se corresponda en ambos partícipes. El carácter de la relación social puede ser enteramente transitorio o bien implicar permanencia. Asimismo, el contenido de sentido, tampoco es estático sino que puede variar, creando así una nueva relación o continuando la anterior con un nuevo sentido, pudiendo ser además en parte permanente y en parte variable. De esto se deduce que en la relación social, el sentido subjetivo mentado es objetivamente unilateral o bilateral, variable o permanente -o ambos en parte, y posible de ser pactado.

£ El uso y la costumbre
Ambos se entienden como el desarrollo de una acción repetida por un mismo agente y/o extendida a muchos, cuyo sentido mentado es típicamente homogéneo, y son por tanto, regularidades de hecho observables en la acción. El uso es la probabilidad de una regularidad en la conducta dada en el ejercicio de hecho, mientras que la costumbre, es este ejercicio de hecho que descansa en un arraigo duradero.

£ Orden legítimo
Es el orden existente representado como legítimo en donde la validez de este orden, que demanda un compromiso orientado por el sentimiento del deber, está únicamente en aquella probabilidad de orientarse por esta representación. Entendido como contenido de sentido de una relación social, en la que acción se orienta por máximas que pueden ser señaladas, la validez de este orden se da cuando la orientación de hecho de estas máximas, aparecen válidas para la acción, es decir, como obligatorias o como modelos de conducta. No obstante, el individuo puede orientar su conducta en diversos órdenes contradictorios, incluso dentro de una misma acción.

£ Convención y derecho
Un orden es convención cuando su validez está garantizada por la reprobación general a la conducta discordante y es derecho cuando está garantizado externamente por la probabilidad de la coacción física o psíquica ejercida por un cuadro de individuos instituidos con el fin de obligar la observancia a ese orden o castigar su trasgresión.

£ Lucha
En la lucha, la acción se orienta por el propósito de imponer la propia voluntad contra la resistencia de la otra u otras partes. Se debe distinguir la lucha de los individuos por la supervivencia, de la lucha y selección de las relaciones sociales.

£ Sociedad y Comunidad

La comunidad se inspira en el sentimiento subjetivo, afectivo o tradicional, de los partícipes de constituir un todo. En la sociedad la acción social se inspira en una compensación de intereses por motivos racionales o en una unión de intereses con igual motivación.

£ Relación abierta y cerrada

Una relación social abierta al exterior, supone que la participación en la acción social recíproca no se encuentra negada por los ordenamientos que rigen esa relación a nadie que lo pretenda y esté en situación real de formar parte de ella. Una relación es cerrada, cuando aquella participación resulte excluida, limitada o sometida a condiciones, por el sentido de la acción o por los ordenamientos que la rigen.

£ Solidaridad y representación

La solidaridad como consecuencia para los participes de la relación social, comporta el que toda acción de cada uno se impute a todos lo demás. Cuando solamente la acción de un participe determinado se imputa a los demás estamos hablando entonces de representación.

CONCEPTOS Y CLASES DE ASOCIACIÓN:

SE PUEDE hablar de asociación o de una relación social con una regulación limitadora hacia fuera cuando el mantenimiento de su orden está garantizado por la conducta de determinados hombres, destinada en especial a ese propósito: un dirigente o un cuadro administrativo. La asociación puede ser autónoma o heterónoma, autocéfala o heterocéfala.

£ Orden administrativo y regulador
Es el que regula la acción de la asociación. Los órdenes instituidos en una sociedad pueden nacer por pacto libre o por otorgamiento -imposición y sometimiento.

£ Poder y Dominación
Aunque el concepto de poder es sociológicamente amorfo, puede ser definido como la probabilidad de imponer la propia voluntad dentro de una relación social, aún contra toda resistencia y cualquiera que sea el fundamento de esa probabilidad. En cambio, dominación es la probabilidad de que un mandato de determinado contenido sea obedecido.

£ Asociación política y hierocrática
Una asociación es política cuando la existencia y validez de sus ordenaciones dentro de un ámbito geográfico determinado, están garantizados de modo continuo por la amenaza y aplicación de la fuerza física por parte de su cuadro administrativo. Es hierocrática en cambio cuando es una asociación de dominación, en la que se aplica la coacción psíquica para la garantía de su orden, concediendo y rehusando de bienes de salvación. El estado y la iglesia son ejemplos de este tipo de asociaciones.

DESPUÉS DE esta, necesariamente extensa descripción de los elementos básicos para el análisis teórico y empírico de la sociología del tipo comprensiva, queda claro que aunque esta serie de clasificaciones y divisiones de conceptos son útiles e indispensables para el análisis, no se debe olvidar que "la regla es como siempre que existen toda suerte de situaciones intermedias".

Estratificación y estructura de clase

Anthony Giddens

Giddens desea presentar una introducción al tema de la estratificación y de la estructura de clase, para lo cual examina; tanto las teorías sobre la estratificación y de las clases, como los estudios comparativos basados en la desigual sociedad británica y de los aspectos con los que se relaciona.

Estratificación y estructura de clase

Toda sociedad conocida, pasada o presente, distribuye sus bienes escasos y necesarios desigualmente. Al describir las desigualdades, dice Giddens, los sociólogos hablan de la existencia de una estratificación social, la cual puede ser entendida como “las desigualdades estructurales que existen entre diferentes grupos de individuos”. De hecho, se distinguen cuatro sistemas de estratificación básicos: la esclavitud, las castas, los estamentos y las clases.

La esclavitud, que, en la actualidad ha desaparecido casi completamente del mundo, es una forma extrema de desigualdad en la que unos individuos son propietarios de otros, en distintas condiciones legales en cada sociedad.

La casta está asociada a las culturas del subcontinente indio. En realidad, los indios no tienen un único término para referirse al sistema, o a los distintos estratos del mismo. Los dos principales estratos son: los varna, que se dividen en cuatro categorías jerarquizadas según su importancia social, teniendo debajo de ellos, en la posición más baja de todas a los intocables. Los jati, son grupos definidos localmente, dentro de los cuales se organizan los rangos de castas. De estructura compleja y variante, la casta constituye más que un sistema, una diversidad de creencias y prácticas variables difusamente conectadas.

Los estamentos o estados tendían a desarrollarse donde quiera que hubiese una aristocracia tradicional basada en la nobleza de cuna. Eran, por tanto, parte del feudalismo europeo, como de algunas otras civilizaciones tradicionales. Los estados feudales suponían ciertos deberes y derechos, algunos de los cuales estaban establecidos por ley. Establecidos en relación con la posesión de la tierra, del trabajo ajeno y de la autoridad para cobrar impuestos -ejercida a modo de poder público y con violencia mayormente. En Europa, el primer estado, era el de la aristocracia y la nobleza; el segundo, el clero y el tercer estado, los plebeyos –siervos, campesinos libres, mercaderes y artesanos. A diferencia de las castas, se toleraba cierta movilidad individual o matrimonial.

La clase se diferencia del resto de sistemas en cuatro aspectos: Es abierta, en parte adquirida, basada en los méritos individuales y está dada con relación a diferencias económicas. La pertenencia a ellas no se basa en una posición heredada que se haya determinado legalmente o por la costumbre. Es fluida, con límites difusos, y la movilidad social es mucho más frecuente que en otros sistemas. Aquí, no existen restricciones formales al matrimonio entre personas de distinta clase. Las desigualdades se dan por la posesión y el control de los recursos materiales, siendo la propiedad de la riqueza y la ocupación, las bases más importantes de las diferencias de clase.

Entonces, la clase puede ser definida como “un agrupamiento a gran escala de personas que comparten ciertos recursos económicos, los cuales tienen una gran influencia en la forma de vida que pueden llevar.”(p.319). Las principales clases son: una clase alta (los ricos, los empresarios, e industriales, los altos ejecutivos); una clase media (la mayoría de profesionales y trabajadores de cuello blanco); una clase obrera (que tienen trabajos manuales o de cuello azul); una clase campesina (que en los países del Tercer Mundo, sobre todo, suele ser numerosa).

Ahora bien, Giddens continúa con el análisis de las teorías de estratificación que se han desarrollado en la sociología, sobre todo en su relevancia para las sociedades modernas. Estos, incluyen los enfoques teóricos de Karl Marx y Max Weber, así como otros más recientes.

Según Marx, una clase es un grupo de personas que tienen una relación común con los medios de producción. Con la industrialización, las clases se configuran en torno a dos grupos, los que poseen los medios de producción –los capitalistas– y los que se ganan la vida vendiéndoles su fuerza de trabajo –la clase obrera. Aunque Marx señala dos clases, reconoce que los sistemas existentes son mucho más complejos por lo que a veces existen clases de transición. Estos son grupos residuales que proceden de un sistema de producción anterior. “El concepto de clase apunta hacia las desigualdades económicas, que están estructuradas objetivamente en la sociedad” (p.322) no con la posición que las personas creen que tienen, sino con las condiciones objetivas que permiten a algunos tener un mejor acceso a las compensaciones materiales que a otros.

Max Weber, por su parte, coincide con Marx en que la clase se basa en condiciones económicas objetivas aunque, cree que en su formación también son importantes otros factores de tipo económico. Así, las divisiones de clase se derivan también de las diferencias económicas como los recursos de conocimientos técnicos y las credenciales y calificaciones que influyen en el tipo de trabajo que las personas pueden obtener “la posesión de talentos definidos”. Asimismo, distingue dos aspectos básicos de la estratificación que son el estatus y el partido.

La posición o estatus, alude a las diferencias que existen entre dos grupos en relación a la reputación y al prestigio que les conceden los demás. La reputación, puede ser positiva (grupos de prestigio) o negativa (grupos parias). Estos últimos, son objetos de discriminaciones que les impiden aprovecharse de las oportunidades de que disfruta la mayoría. Ahora bien, aunque la clase venga dada de forma objetiva, la posición depende de la evaluación subjetiva que tengan las personas sobre las diferencias sociales. Si las clases se derivan de los factores económicos que están relacionados con la propiedad y las ganancias; la posición se rige por la cambiante forma de vida de cada grupo, “el status es una cualidad de honor social o de falta de él y está principalmente condicionado, así como expresado, a través de un estilo específico de vida.”

El partido define a un grupo de individuos que trabajan conjuntamente porque tienen orígenes, aspiraciones o intereses comunes. Marx, solía explicar en función a la clase tanto las diferencias de status, como la organización de los partidos. Para Weber, en cambio, ninguno de estos procesos puede reducirse a las divisiones de clase, aunque ambos se vean influidos por ellas; a su vez la posición y la organización de los partidos pueden influir en las circunstancias económicas de los individuos, y de los grupos, afectando, por consiguiente, a la clase.

Tomando en consideración los aportes de Marx, Eric Olin Wright señala tres dimensiones del control sobre los recursos económicos en la producción capitalista moderna: (1) control sobre las inversiones o el capital monetario, (2) control sobre los medios físicos de producción (tierras y fábricas u oficinas), (3) control sobre la fuerza del trabajo. En medio de estas clases principales existen grupos cuya posición es más ambigua, y están, por tanto, en situaciones contradictorias de clase –pueden influir en algunas facetas de la producción pero se les niega el control de otras.

Para el sociólogo británico, Frank Parkin, si la posesión de la propiedad es el fundamento básico de la estructura de clase, la propiedad es sólo una forma de cierre social, que puede ser monopolizada por una minoría y utilizada para ejercer el poder sobre otros. Se puede entender el cierre social como cualquier proceso mediante el cual los grupos tratan de mantener el control exclusivo sobre los recursos, limitando el acceso a ellos.

Además de la propiedad o la riqueza, el origen étnico, el idioma o la religión, pueden utilizarse para crear un cierre social. Este implica dos procesos: la exclusión, que se refiere a las estrategias adoptadas por los grupos para separase de los extraños, impidiéndoles el acceso a recursos valiosos; y la usurpación, que alude a los intentos de los menos privilegiados, para adquirir recursos monopolizados previamente por otros. Estos procesos pueden darse de manera simultánea, lo que permitiría hablar de un cierre dual. Este cierre dual, comparte un parecido con lo que Wright denomina como situaciones contradictoria de clase.

Giddens, luego examina las clases en las sociedades occidentales actuales, en donde para algunos autores, estas han perdido cierta importancia. No obstante, en la realidad, son pocas las esferas de la vida que no se vean afectadas por este tipo de diferencias, puesto que la distribución de la riqueza y de la renta sigue siendo muy desigual. Más aún, incluso aspectos como las disparidades físicas, se correlacionan con la pertenencia a una determinada clase. Asimismo, tomando como base estudios en el Reino Unido, hace una revisión de quiénes conforman en la actualidad: la clase alta, la clase media, la clase obrera y la infraclase. Esta, revela los diversos cambios que están sufriendo estos grupos, entre ellos la reducción de la clase obrera y el desarrollo de una infraclase “desafecta y sin raíces”.

La inclusión de la perspectiva de género en el análisis de la estratificación, manifiesta cómo en las sociedades modernas, el género influye hasta cierto punto sobre la estratificación, independientemente de la clase. Concluye finalmente, que las desigualdades económicas siendo una característica permanente de todos los sistemas sociales, son importantes para la competitividad de un país en la economía global.

La Sociedad como Realidad Objetiva


(de "La construcción social de la realidad" de Peter Berger y Thomas Luckmann)

Para Berger y Luckmann, "la sociedad es un producto humano. La sociedad es una realidad objetiva. El hombre es un producto social". Recurriendo a autores tan diferentes como Marx, Durkheim, Simmel, Weber, Mead, Sartre, Parsons o Goffman, elaboran la tesis que propone que si la realidad se construye socialmente, lo que se debe analizar son los procesos por los cuales esto se produce. Con este fin analizan uno de estos procesos que es la institucionalización sobre la base de: sus orígenes, alcance y modos; la relación entre el organismo humano y su actividad; la sedimentación y la tradición; y los roles que constituyen.

INSTITUCIONALIZACIÓN

En su análisis, la sociedad se descubre como una realidad objetiva, es decir, exteriorizada (independiente de los autores que la producen), como objetivada (constituida por mundos de objetos separados de los sujetos). Es este doble proceso de exteriorización y objetivación, en la medida en que se apoya el conocimiento común tipificador y en las interacciones cara a cara, lo que alimenta los procesos de institucionalización en sentido amplio : La institucionalización se manifiesta cada vez que las clases de actores efectúan una tipificación recíproca de las acciones habitualizadas. Pero, ¿cómo se da esta tipificación?

A diferencia de otros animales, el ser humano como organismo termina de constituirse en interrelación con el medio ambiente. En este proceso de desarrollo, se interrelaciona no sólo con un ambiente natural determinado sino con un orden cultural y social especifico. El organismo humano carece de los medios biológicos necesarios para proporcionar estabilidad al comportamiento humano dado que sus relaciones con su ambiente se caracterizan por su apertura en el mundo.

La existencia humana así, se desarrolla empíricamente en un contexto de orden, dirección y estabilidad que está precedida por un orden social dado que la transforma en una relativa clausura al mundo. La inestabilidad inherente al organismo humano exige como imperativo que el hombre mismo proporcione un contorno estable a su comportamiento; el mismo debe especializar y dirigir sus impulsos. Estos hechos biológicos sirven como presupuesto necesario para la producción del orden social. La especialización y el rumbo de la actividad que faltan en el equipo biológico del hombre esta provista por las acciones habituales. La habituación permite gracias al cúmulo de conocimientos, reproducir con economía de esfuerzos y tiempo, diferentes actividades.

Decíamos entonces, para Berger y Luckmann, la institucionalización aparece cada vez que se da una tipificación recíproca de acciones habitualizadas por tipos de actores. Una institución es toda tipificación de esta clase. Es preciso subrayar la reciprocidad de las tipificaciones instituciones y la tipicidad de las acciones, pero también de los actores en las instituciones. La propia institución (que supone un cuerpo de conocimiento objetivado, un cuerpo de verdades válidas en general acerca de la realidad) tipifica a la vez a los actores y a las acciones individuales. En tanto estas tipificaciones se comparten, son accesibles a todos los integrantes de un determinado grupo social, siendo esta accesibilidad, una característica fundamental de las instituciones.

Al mismo tiempo, las instituciones implican historicidad y control. Aún más, adquieren cierta solidez y estabilidad gracias a la acción de la historia, a través de fenómenos de cristalización de las tipificaciones y los hábitos, y de su sedimentación en el curso del tiempo -especialmente, pero no sólo, en reservas comunes de conocimiento. En lo que respecta a su carácter controlador, es inherente y esta aislado de cualquier mecanismo de sanción que se establezca para su mantenimiento. Controlan el comportamiento humano estableciendo pautas, definidas de manera previa, que lo canalizan en una dirección determinada.

Asimismo, las instituciones, que en la experiencia concreta se manifiestan colectividades que abarcan grandes cantidades de gente, deben especializarse en un proceso de división de trabajo, y los propios actores desempeñan, en función de cada institución, roles (formas de acción tipificadas) sociales diferenciados. Esta división del trabajo es posibilitada por la construcción de un trasfondo de rutina, que a su vez abre una vía a las innovaciones que exigen un nivel de atención más elevado. La división del trabajo y las innovaciones llevarán a nuevas habituaciones, ampliando más el trasfondo común a ambos individuos. En otras palabras, estará en vía de construcción un mundo social que contendrá en su interior las raíces de un orden institucional en expansión.

Ahora bien, para mantenerse, los universos institucionales requieren legitimaciones de orden cognitivo y normativo, esto es, formas simbólicas que permiten su conocimiento (práctico y teórico) y que les confieren valor. Además, la institucionalización al ser transmitida a otra generación, se perfecciona. Los conceptos ad hoc se convierten en instituciones históricas y estas formaciones adquieren así, objetividad. Las instituciones cristalizadas se experimentan con existencia propia, presentándose al individuo como un hecho externo y coercitivo. La posibilidad de cambio de las rutinas que existía originalmente en la conciencia de quien las ha producido, disminuye con el peso de la objetividad. Las instituciones se vuelven administradoras de la realidad, del "así se hacen las cosas". El mundo se convierte en la percepción de la nueva generación en el mundo, esa realidad dada, de modo análogo al mundo natural.

Auque esta objetividad del mundo institucional pueda parecerle masiva al individuo, es una objetividad de producción y construcción humanas. El proceso por el que los productos externalizados de la actividad humana alcanzan el carácter de objetividad es denominado objetivación. El mundo institucional es actividad humana objetivada así como lo es cada institución de por sí. La relación entre el hombre -productor- y el mundo social -su producto- es y sigue siendo dialéctica. El producto vuelve a actuar sobre el productor. La externalización, la objetivación y luego la internalización son momentos (que no se agotan en sí mismos) de un proceso dialéctico continuo, en donde cada momento de la realidad social se corresponde con una caracterización esencial del mundo social. Así regresamos al punto de partida: la externalización es la sociedad entendida como un producto humano, a la objetivación le corresponde la sociedad percibida como una realidad objetiva y en la internalización, el hombre es un producto social.

Sociología y Cultura

de Raymond Williams.

Capítulo 1. Hacia una Sociología de la Cultura

El propósito del autor es definir un campo para la sociología de la cultura, lo cual implica tanto la delimitación de su objeto de estudio como el planteamiento de un método propio. Con este fin, revisa de manera crítica las contribuciones de dos viejas tendencias que han marcado la sociología de la cultura: la sociología observacional y la tradición alternativa. Esto le va a permitir entender y definir la sociología de la cultura -en sus formas más recientes y activas- como una convergencia de intereses y métodos muy diversos que incluye tantas colisiones y fricciones como genuinos puntos de entendimiento.

Vinculada en su historia a otras ciencias y disciplinas, la sociología de la cultura se encuentra retrasada respecto a otras áreas de estudio. Este subdesarrollo responde a la percepción que se tiene de ella como un agrupamiento difuso de estudios especializados, ya sean de comunicación o de artes. Definida inicialmente la sociología de la cultura como el ámbito y la problemática de una misma convergencia, esta convergencia es un intento de reformular aquellas ideas sociales y sociológicas desde las cuales ha sido posible considerar la comunicación, el lenguaje y el arte como marginales y periféricos o en el mejor de los casos como procesos sociales secundarios y derivados. Esta nueva mirada comprende la reformulación del objeto de estudio, esto es: investigar activa y abiertamente acerca de estas relaciones trasmitidas y asumidas así como acerca de otras relaciones posibles y demostrables. Como tal, no sólo volverá de esta manera a reformular su propio campo, sino que planteará nuevas cuestiones y aportará nuevas pruebas para el trabajo general de las ciencias sociales.

Cultura

Lo que actualmente se concibe como cultura está relacionado a la historia y al uso de éste término. Entendido inicialmente como un proceso: el cultivo del campo y por extensión el cultivo de la mente humana, hacia el siglo XVIII, designa una configuración o generalización del espíritu que conformaba todo el modo de vida de un pueblo en particular. El significativo plural del término empleada por Herder, designará una forma de vida compleja y diferenciada. Nos damos cuenta que todas estas definiciones no sólo perviven sino que coexisten tanto en el uso cotidiano como en el formal, lo que sin duda se presenta como dificultad en los estudios y las investigaciones del tema.

Por qué una sociología de la cultura?

Esta convergencia con su extensión deliberada y su interconexión de los hasta ahora separados sentidos de cultura, representa un modo diferenciado de entrada en cuestiones sociológicas generales lo que permite hablar de la sociología de la cultura como una rama de la sociología general con un interés y un enfoque específicos. Su interés se concentra en todos los sistemas significantes y sobre todo en la producción y las prácticas culturales manifiestas. Su enfoque integral, requiere nuevos tipos de análisis social de instituciones y formaciones específicamente culturales y la investigación de la relación existentes entre estas.

Ahora bien, esta nueva sociología de la cultura puede considerarse hasta cierto punto como la transformación de tendencias bien definidas, las que Williams revisa esquemáticamente de manera muy clara.

Las ciencias culturales y la sociología

Vico, Herder y Dilthey influyeron especialmente en el pensamiento social. Vico creía que, puesto que lo social era un producto de los hombres, era posible buscar los principios de la sociedad civil, sobre todo en sus formas culturales. Herder añadió el concepto de formas culturales específicas en el contexto del 'espíritu conformador'. Para Dilthey el estudio de las ciencias humanas suponía la interacción de la experiencia personal y el entendimiento reflexivo de la experiencia -el observador observa procesos en los cuales participa necesariamente. Definió el método del verstehen, 'comprensión simpática' o 'aprehensión intuitiva' de las formas humanas sociales y culturales al tiempo que insistía en la necesidad de una perspectiva histórica. Esta orientación afectó el trabajo de Max Weber y por medio de él, a una de las corrientes de la sociología moderna.

Pues bien, por otro lado, ideas bastante diferentes estaban contribuyendo a la formación de la moderna sociología. Así, por medio de la observación objetiva y el registro, se buscaba descubrir las leyes de la organización social -al modo de las ciencias naturales. Ambos tenían ventajas y desventajas. Mientras que el método de verstehen podía ser insuficiente para la explicación, el método de la observación objetiva no consideraba la naturaleza de algunos procesos culturales menos tangibles, su valor como elementos de historia y los efectos que tiene sobre la observación la situación específica cultural de observador.

Los efectos de estas tradiciones sobre la sociología son muy importantes y los intereses que manifestaron fueron recurrentes: el estudio de las formas y los trabajos culturales continuó en la línea del método de verstehen, mientras que los hechos culturales más reductibles al análisis observacional eran las instituciones y sus productos culturales. Desafortunadamente la comunicación entre ellas fue escasa. No obstante, ambas realizaron importantes contribuciones.

1.Contribuciones de la sociología observacional

Su interés se centra en las instituciones culturales, principalmente en las áreas ya institucionalizadas de la religión y la educación. Sus estudios se pueden distinguir en: (1) el de las instituciones sociales y económicas de cultura y, las definiciones de sus 'productos'; (2) el de su contenido y (3) el de sus efectos.

(1) En lo que respecta al estudio de las instituciones, se han hecho muchos estudios sobre las instituciones modernas de comunicaciones dentro de una perspectiva explícitamente sociológica (funcional). Mientras unos el análisis con algo de historia o con una argumentación social general, otros, utilizaron técnicas observacionales y analíticas similares -en el contexto de una crítica radical de las instituciones y de sus funciones en la sociedad capitalista. Explícitamente propagandística, ésta sociología añadió elementos de análisis económico y de historia política y económica. Finalmente, son pocos los estudios que se han hecho fuera de los campos dominantes de la prensa, la radio y la televisión.
(2) Los estudios sociológicos sobre el contenido cultural se han distinguido de otras disciplinas, por los presupuestos metodológicos del análisis observacional. El análisis de contenido fue definido por Wright como un técnica de investigación para la descripción objetiva, sistemática y cuantitativa del contenido manifiesto de las comunicaciones. Útil en el análisis de los tipos de contenidos: donde el análisis requiere procedimientos de investigación extensivos y sistemáticos, en contraste con el tratamiento más selectivo e incluso arbitrario del contenido en los estudios no sociológicos. Asimismo es útil en el análisis de la selección y descripción de algunas figuras sociales: la investigación cultural sobre los tipos de ficción pueden combinarse con un análisis más amplio de la significación social cambiante de algunas figuras sociales típicas. Aunque ha sido criticado por su cuantitivismo, es esencial para cualquier sociología de la cultura desarrollada.

(3) El estudio de los efectos es el que ha aportado contribuciones más evidentes. Requiere en sí mismo un análisis sociológico ya que está relacionado con el carácter social de algunas instituciones modernas, particularmente con la publicidad y la investigación de mercado, así como las investigaciones de audiencia y el sondeo de las opiniones políticas. Aquí se puede distinguir entre los estudios operacionales, que estudian los efectos como indicadores de política interna y de decisiones de marketing y, la investigación crítica, en la cual los efectos de ciertas formas específicas de producción son evaluados tanto por sus efectos sociales específicos como generales y con frecuencia en respuesta a una preocupación pública manifiesta. La distinción con los estudios culturales no sociológicos, se da en que la cuestión del efecto se plantea casi siempre sin mucha o ninguna evidencia y con frecuencia sólo por afirmación simple e incluso casual.

2.La tradición alternativa

Entre las teorías sociales de la cultura y las teorías y estudios sobre arte de carácter filosófico, histórico y crítico se dio una convergencia temprana apartada de la sociología observacional. Existen, asimismo, trabajos no sociológicos que dejan en claro su relación con la moderna sociología de la cultura de la tradición alternativa. Tanto por su manera de explorar ciertos conceptos y métodos cruciales, como por su introducción consciente -si bien de formas variadas- de conceptos sociales activos como elementos necesarios para la descripción y el análisis. Los estudios modernos enfatizan tres aspectos: (1) las condiciones sociales del arte (2) el material social en las obras de arte (3) las relaciones sociales en las obras de arte.

(1) Las condiciones sociales del arte están relacionadas con la estética general, la historia y algunas ramas de la psicología, y en su estudio se da una división teórica entre enfoques estéticos y psicológicos, y enfoques históricos. El aspecto común más interesante de este tipo de trabajo es su relación con una tendencia del pensamiento marxista del arte. De la revisión de estas posiciones teóricas de este tipo -sobre el análisis del material social y las relaciones sociales en las obras de arte- se desprende una significativa crítica de Williams, en la que nos dice que ningún estudio sobre al arte puede descuidar los procesos físicos y las necesidades del organismo humano con los cuales están tan estrechamente ligados los medios de producción. El estudio de las condiciones sociales ha sido redefinido teóricamente como un estudio de las situaciones y de las condiciones de las prácticas. Nuestra labor aquí como sociólogos es observar las formas en que los procesos biológicos relativamente constantes y los medios de producción relativamente variables se han combinado en formas a la vez específicamente variables y específicamente comparables, siempre dentro de situaciones sociales específicas.

(2) El estudio del material social en las obras de arte es extenso, histórico e incluye un presupuesto sociológico fundamental. Los hechos o la estructura básica de una sociedad se perciben o se establecen por medio de una análisis general y su reflejo en las obras propiamente dichas. Según esta idea del reflejo, las obras de arte encarnan directamente el material social preexistente.

(3) El estudio de las relaciones sociales en las obras de arte, puede ser considerado como un punto más allá del análisis del material social en el arte, en donde la idea del reflejo es reemplazada por la de mediación. Esta idea se refiere en sus usos más comunes a lo indirecto de la relación entre la experiencia y su composición.

Ideología

Área especialmente importante y difícil de la sociología de la cultura, ha sido destacada y a veces dominante en la convergencia actual. Su mismo término comparte con el de la cultura, el tener varios significados coexistentes que entorpecen de cierta manera su estudio. Para Williams, el sentido con el que la sociología debe trabajar es el de 'creencias formales y conscientes de un clase o de otro grupo social' porque así se puede relacionar la producción cultural, con las clases sociales y otros grupos que también pueden definirse en otros términos sociales, por medio del análisis político, económico y ocupacional. No obstante, es necesario tener en cuenta dos extensiones, una más amplia de los sentimientos, actitudes y las presuposiciones que marcan la cultura de un grupo y que nos permite investigar la cultura cambiante de lo que es (en términos económicos) una clase continua o persistente y, otra que es la área de la producción cultural manifiesta.

La revisión de sus significados nos presenta la utilidad del empleo de este término. En sus usos más específicos puede contribuir como vía de corrección a los usos generalizadores de cultura y como tal es un término clave en los procedimientos de una sociología activa de la cultura. Es necesario tener cuidado con describir toda producción cultural como ideología porque se estaría omitiendo el conjunto de procesos reales y complejos a través de los cuales una cultura o una ideología son en sí mismas producidas. Una sociología madura de la cultura debe ocuparse de estos procesos productivos. El sociólogo o el historiador de la cultura estudian las prácticas sociales y las relaciones sociales que producen no sólo un cultura o una ideología sino aquellos estados y obras dinámicas y reales dentro de las cuales no solo existen continuidades y determinaciones persistentes sino también tensiones conflictos resoluciones e irresoluciones innovaciones y cambios reales.


Capítulo 8. Organización

En este último capítulo Williams explora la posibilidad de empezar a formular conceptos más generales. Revisa así el problema del concepto 'cultura' que se encuentra entre la posibilidad simultánea de una generalidad demasiado amplia y una especialización demasiado estrecha, y la define finalmente como un sistema significante realizado. Al analizar las interrelaciones entre los distintos sistemas, encontramos que no sólo cada uno tiene su propio sistema significante sino que son también elementos de un sistema significante más amplio: el sistema social. Ahora bien un sistema significante es intrínseco a todo sistema económico, político, etc., pero en la práctica también es un sistema en sí mismo. Existiendo como instituciones y sistemas, y también como prácticas activas y estados mentales.

Lo que busca el designar la cultura como sistema significante realizado, no es sólo dar lugar al estudio de instituciones, prácticas y obras manifiestamente significantes, sino también activar el estudio de las relaciones entre estas y otras instituciones prácticas y obras.
Así pues, el sistema social abarca múltiple grupos heterogéneos y desiguales que realizan prácticas, todas ellas significantes. Aún más, cada sistema -político, económico, etc.- responde a un sistema simbólico. Entonces, lo que va a ser clave es el grado en que estas prácticas más evidentes se disuelven en aspectos simbólicos y, a la inversa, como en estos sistemas simbólicos está disuelto en el carácter más práctico de la actividad, configurando así en su totalidad el sistema significante realizado, es decir la cultura. Esto es lo que el denomina como la metáfora de la disolución que va a ser crucial para esta manera de considerar la cultura.

Para esto, ejemplifica con el caso de la vivienda como se da la disolución compleja de necesidades primarias socialmente desarrolladas, que en un nivel son siempre desarrolladas y de una gama de prácticas significantes, algunas bastante manifiestas.

De este modo, la organización social de la cultura como sistema significante realizado, se da en una gama de actividades de relaciones e instituciones, de las que sólo algunas son manifiestamente culturales. Asimismo, teniendo en cuenta que existen en algunas sociedades, niveles de transformación social y material muy complejos, es en el área de estas complejas transformaciones que el sistema significante se desarrolla y en consecuencia, debe ser analizado.

La sociología de la cultura debe ser en consecuencia, analíticamente constructiva a la vez que, constructivamente analítica. Lo que sólo se dará, si aprende a convertirse en "una nueva disciplina fundamental".