TURNER, Bryan. El cuerpo y la sociedad

México D.F.: Fondo de Cultura Económica. Prefacio a la edición española. 1989.

El prefacio se divide en tres partes. La primera parte rastrea como el tema ‘cuerpo’ ha sido abordado o ignorado en la filosofía social occidental. La segunda parte, hace lo mismo con los autores clásicos en sociología. En la tercera parte, el autor propone ideas base para una teoría social del cuerpo, conceptos y niveles de análisis, y traza un mapa del contexto que obliga a la sociología a retomar el cuerpo como punto de partida para el análisis de lo social.

Sociología: el cuerpo como necesidad vs orden

En sociología, algunos temas de reflexión son recurrentes, tales como la acción y la determinación social, la voluntad individual y la libertad humana. Estos dos últimos han sido también temas de reflexión en la teología cristiana. El derrotero de estos temas frecuentes ha estado marcado por la idea de la estructura social.

Las particularidades de la dimensión «personal» y corporal del ser humano, no han sido particularmente trabajadas por las ciencias sociales. Esto resulta extraño, pues en la historia de occidente las «metáforas del cuerpo» han marcado tanto al cristianismo como a la filosofía política (el cuerpo de la iglesia, la sangre de cristo, el cuerpo político). Así, en la tradición filosófica occidental se ha establecido relaciones claras entre la corporificación y los valores, la espiritualidad, la cognición y las sensaciones.

La ausencia del cuerpo como tema particular de reflexión en la teoría social ha convivido con su presencia velada. La idea de homo duplex (ser humano partido, escindido en cuerpo y mente) está presente tanto en la teoría social de Freud (deseo versus sociedad), como en la de Durkheim (deseo individual versus orden de consenso normativo), Weber (hábito y sentimiento versus razón) y Elias (desborde versus control emocional). Esta matriz de reflexión es definida como un «modelo dicotómico de necesidad versus orden», en el que el cuerpo ocupa el espacio de la necesidad.

Tradición occidental: el cuerpo como crítica materialista

También puede rastrearse diferentes rutas de reflexión sobre el cuerpo en la tradición crítica occidental; puntualmente, como una crítica materialista de la vida social y política. Para el epicureismo, por ejemplo, el mundo es concebido como una relación entre átomos reales y un vacío caótico. A partir de esto, se plantea que las sensaciones captan los átomos reales filtrados por el caos. Por esto, no hay sensaciones falsas, solo poco claras o incompletas y el juicio moral puede construirse a partir de estas. Turner define el epicureismo como una «epistemología materialista de sensación y creencia» (Turner 1989: 11). Asimismo, en la teoría social de Epicuro los intercambios en la mesa (comensalidad) constituyen la urdimbre fundamental de las relaciones políticas y sociales. Esto porque la digestión es entendida como la acción humana más importante. Así, el cuerpo es entendido por el epicureismo como la base material de las relaciones sociales.

A partir de este razonamiento el autor reflexiona sobre algunas ideas de Feuerbach (entendiéndolas como una continuación del epicureismo). Según este pensador, la actividad práctica es central para el examen de la esencia humana —esto, entendiéndola en función de la reciprocidad, el intercambio y la comunicación—. El cuerpo es comprendido como medio de intercambio simbólico y material. «El hombre es lo que come».

Marxismo: "naturaleza transformada por el hombre"

En el marco del marxismo, el cuerpo puede ser pensado como naturaleza que es transformada por el hombre. A partir de esto, el autor plantea una primera afirmación de su teoría social del cuerpo: «Cualquier análisis del agente debe fundarse en la teoría de la corporificación humana como rasgo fundamental para toda noción materialista de la acción y práctica» (Turner 1989: 12).

Foucault: el cuerpo en la modernidad

El cuerpo también ha sido abordado desde el pensamiento social francés contemporáneo. Foucault, por ejemplo, ha trabajado el lugar del cuerpo en la modernidad. El concepto de bíopolítica relaciona el tema del cuerpo con la producción de saber/poder. Así, si este tema fue pensado en la teoría social clásica en función de la dicotomía persona/cuerpo (problema filosófico), la obra de Foucault lo recoloca en relación con la guerra y las políticas de estado (y la posibilidad o imposibilidad de la vida). A partir de esto puede pensarse que los cambios tecnológicos actuales ponen en la mesa la pregunta: ¿a quién pertenecen los cuerpos de los seres humanos? (Esto sucede, por ejemplo, con temas como el aborto, la eutanasia, la críogenia, etc.).

Nietzsche ha influido también en el pensamiento social francés. Este autor cuestiona la prioridad de la conciencia e individualidad, pensándolas como «parásitas de la voluntad de poder». La ética y el saber son, a partir de esto, «racionalizaciones de procesos fundamentales de la vida misma» (Turner 1989: 13), tales como el resentimiento, que es entendido como una fuerza fundamental de la civilización. Esta diferenciación entre religión/moralidad/intelectualismo y los procesos afirmadores de la vida aparece también en la obra de Freud (super yó versus ello) y Adorno (razón técnica versus fuerzas vitales).

Qué es el cuerpo?

Para abordar la «naturaleza de la corporificación», Turner examina una serie de paradojas que marcan la experiencia corporal.
¿Qué es el cuerpo? Por un lado es límite, constricción, restricción de deseos (quiero volar pero mi cuerpo no me lo permite). Por otro lado, es un entorno bajo mi soberanía, ejerzo un control espontáneo y soberano sobre él. Estas dos afirmaciones pueden trabajarse a partir de las ideas de «tener un cuerpo» y «ser un cuerpo». Para el autor, la idea de «ser un cuerpo» es más pertinente para entender su dimensión social. El cuerpo es una presencia inmediata y vivida más que un simple entorno objetivo. Así, cuando muere mi cuerpo muero, siendo mi presencia co-terminal con la historia de mi cuerpo particular.
Este abordaje al cuerpo puede ser entendido también bajo la afirmación «yo produzco un cuerpo». Así, la corporificación puede ser comprendida como prácticas de trabajo corporal, pues las personas mantienen y presentan sus cuerpos en marcos sociales —lo que implica identidad personal y status—. Esta dimensión ha sido trabajada por Goffman, particularmente, a partir del estudio de la estigmatización.
El autor, entonces, plantea la noción de corporificación vivida para entender esta situación. El cuerpo se vive, es un proceso nunca acabado, a partir del cual se construyen las personas en relación con los otros. Este es el caso, por ejemplo, de la personificación de las enfermedades (quién tiene sida se convierte en sidoso).


¿Cuál es el límite entre Persona, Sociedad y Naturaleza?

Las anteriores afirmaciones nos llevan a la pregunta: ¿cuál es el límite entre persona sociedad y naturaleza? En la obra de Marx, así como en la de Weber, el abordaje al cuerpo está marcado por su homologación con lo natural. Así, el cuerpo (naturaleza) retrocede conforme la sociedad se desarrolla. En este caso, el cuerpo se construye en función de un macroproceso social que vincula capitalismo, industrialización y ciencia. Asimismo, la cultura moderna implica individuación y manejo racional del cuerpo. En este sentido, la aparición de la dieta puede ser entendida como un mecanismo de administración y regulación del cuerpo en pro del orden social.

En relación con la modernidad, Foucault ha abordado el vínculo entre cuerpo y arquitectura. El panopticismo, la búsqueda de control y manejo de los cuerpos ha marcado la dinámica de ciudades y espacios.

La sociología del cuerpo

A partir de esto, Turner plantea una diferenciación entre la población de cuerpos (corporificación social) y los cuerpos de los individuos (corporificación individual). Estas dos dimensiones se subdividen, cada una en dos, definiendo el objetivo de la sociología del cuerpo: «La sociología del cuerpo consistiría en un estudio del problema de la reproducción de las poblaciones a través del tiempo y la regulación de las poblaciones en el espacio. Sería también un análisis del problema de la restricción del cuerpo y de la representación del cuerpo exterior». (Turner 1989: 16)

Estas dimensiones ya han sido trabajadas por diferentes autores. La reproducción de las poblaciones en el tiempo ha sido trabajada por Malthus, la distribución de los cuerpos en el espacio por Rousseau y Levi-Strauss, la restricción del cuerpo interior por Weber y Freud y la representación de la superficie corporal por Goffman y Cooley.

¿Qué ha convertido al cuerpo en un estudio central?

¿Por qué el cuerpo ha adquirido centralidad en la teoría social contemporánea? Diferentes procesos sociales han hecho necesaria la reflexión sobre la construcción social del cuerpo. Entre los más importantes están: el desarrollo de la teoría feminista, pues ha cuestionado la idea de que la biología es destino; la mercantilización del cuerpo, que produce cuerpos iguales y diferentes en función del consumo; la medicina alternativa, que rompe la dicotomía mente-cuerpo; la secularización de la sociedad (y por lo tanto la secularización del cuerpo); y la crisis de la modernidad, que ha hecho relevantes las preguntas por la supervivencia de la humanidad.
Para Turner, el cuerpo es un campo de fuerzas, activas y reactivas. Es parte del proceso total de voluntad de poder y voluntad de saber. Es visión, objetivo, punto de llegada y salida de fuerzas que conforman la vida. Asimismo, está presente como entorno, espacio biológico de la acción y las circunstancias fisiológicas del deseo.

¿Cuáles son las tareas de una sociología del cuerpo?

El autor propone tres dimensiones de análisis :
(1) La persona social: en la que destaca los procesos de encarnación, apoderamiento y ensimismamiento. En este punto enfatiza en la dimensión crítica del análisis de la corporificación, entendida como subjetiva y poderosa.
(2) Las relaciones sociales: en función del intercambio y la reciprocidad en la vida cotidiana. En este punto, la reciprocidad debe ser entendida como «el rango total de intercambios progresivos de bienes simbólicos y no simbólicos por medio de los cuales nuestra existencia corporificada se sustenta por medio de las relaciones sociales» (Turner 1989: 19). A partir de esto, la reciprocidad puede ser entendida como fundamento de la sociabilidad (socius), dependiendo del intercambio. Asimismo, la reciprocidad debe ser entendida como sitio y medio de corporificación, que se expresa en las divisiones sociales del trabajo y depende de ellas.
(3) Las instituciones dominantes del orden macrosocial: estas enmarcan a la persona y las relaciones sociales. Por ejemplo, el mundo de la economía enmarca los procesos de encarnación, el de la política los de apoderamiento y el de la cultura los de ensimismamiento.

Corporificación

Así, la corporificación es un proceso individualizado y colectivo, necesario en la teoría social a partir de la idea de sociabilidad, pues puede ser entendido como la «confraternidad que surge de intercambios progresivos y constantes entre los agentes encarnados que se esfuerzan por satisfacer sus necesidades y sus deseos dentro del denso mundo cotidiano de la camaradería, el cual constituye las hábitos de la persona dentro del más basto mundo de las instituciones» (Turner 1989: 20).
En este marco, la sociología debe prestar especial atención a la actividad práctica sensual de los agentes. Por esto, la teoría de la acción social requiere de una nueva teoría de la experiencia vivida en el mundo práctico y sensual de lo cotidiano.

La sociedad

Por último, a partir de lo señalado, las sociedades humanas pueden ser entendidas como «intentos institucionalizados de reconciliar el carácter individual del deseo, el cual se halla centrado en nuestra corporificación, y los requerimientos de la reciprocidad cotidiana en términos del intercambio y la interacción sociales» (Turner 1989: 21).